Planetarios Portatiles
Descripcion del Cilindro Mesozoico II
Base Superior: Calsificacion y Generalidades Base Inferior: Representación Medio Ambiente de los Dinos Cuerpo Principal del Cilindro Mesozoico II.
Informacion Completa de las Eras Geologicas: Arqueozoico, Paleozoico, Mesozoico y Cenozoico - Incluye Dinosaurios y Hominidos
Introduccion: Medicion del Tiempo Geologico
La escala del tiempo geológico es un sistema internacional que se estableció por primera vez hace 180 años. Con el correr del tiempo se le ha mejorado, pero en líneas generales se mantiene igual, ya que se basaba en grandes trastornos o alteraciones que se produjeron a lo largo de la historia de la Tierra y de la vida, como las extinciones masivas. La escala del tiempo geológico se basa en la comprensión de dos aspectos del pasado: el tiempo absoluto y el tiempo relativo.

Las divisiones de la columna geológica están basadas en una cronología relativa. Los primeros geólogos, los científicos que estudian las rocas y la historia de la Tierra, se dieron cuenta de que a menudo aparecían juntos fósiles diferentes en formaciones reiteradas, y que en estas formaciones se producía algún tipo de secuencia. Por ejemplo, siempre se encontraban juntos los fósiles A, B y C, en la misma capa o en la misma roca, y siempre por debajo de los fósiles X, Y y Z. De estas observaciones se desprendieron dos conclusiones. En primer lugar, en las rocas estratificadas, las rocas más antiguas se encuentran en la parte inferior y las más nuevas en la parte superior. De este modo, se puede establecer la antigüedad relativa, en un determinado lugar, o de un lugar a otro.

El segundo principio que se estableció sin lugar a dudas es la correlación a través de los fósiles. La formación fósil A-B-C representa una unidad finita del tiempo geológico, y cuando estos fósiles aparecen juntos, el geólogo ha encontrado rocas que corresponden a un determinado momento, aunque una de las muestras proceda de Alaska y la otra de la China. La secuencia y las divisiones de la edad geológica en eras, períodos, y unidades más pequeñas llamadas etapas, subetapa y zonas, se basa en estos dos principios. En algunas partes de la columna, las etapas no constituyen más de un millón de años, aproximadamente, de modo que las técnicas permiten una precisión considerable.

Estas técnicas no determinan edades precisas, es decir, las fechas absolutas en términos de millones de años. ¿Cómo han hecho los geólogos para determinar, con un cierto grado de certeza, por ejemplo, que el Triásico abarcó desde hace 245 hasta hace 208 millones de años, más o menos, con un error de uno a tres por ciento? Estas fechas absolutas se determinan por datación radiométrica. Cuando se forma una roca, algunos de sus elementos físicos, como el uranio, el torio o el potasio, suelen encapsularse en su interior en condiciones inestables. Con el correr del tiempo, estos elementos se deterioran, emiten radiactividad, y se convierten así en otra forma elemental. Por ejemplo, el uranio 238 se convierte en plomo 206, el torio 232 se convierte en plomo 208 y el potasio 40 se convierte en argón 40.

Todas estas transiciones tienen un momento intermedio que se puede medir, es decir, el tiempo que tardan en deteriorarse la mitad de los elementos originales. En los ejemplos mencionados anteriormente, los momentos intermedios corresponden a 4.510 millones de años, 13.900 millones de años y 1.300 millones de años, respectivamente. Si se pueden medir las proporciones de, pongamos por caso, potasio 40 y argón 40 en una muestra rocosa, entonces se podrá calcular su fecha exacta de formación. Evidentemente, está técnica es mucho más compleja de lo que aquí se describe, pero las fechas que se calculan utilizando diferentes pares de deterioro a menudo coinciden sobre la edad absoluta de una muestra rocosa. El problema fundamental es que sólo determinados tipos de rocas, como las lavas, se pueden datar cronológicamente.

La antigüedad de la Tierra se calcula en unos 4.600 millones de años. Respecto a los primeros mil millones de años, más o menos, no tenemos de que haya habido ningún tipo de vida. En un principio, las condiciones de la Tierra no eran demasiado adecuadas para la vida; la superficie estaba en ebullición, y los volcanes despedían nubes de gasas venenosos y torrentes de lava y residuos explosivos. No había océanos, ni tampoco atmósfera.

La primera prueba de la vida apareció hace unos 3.500 millones de años atrás: hacia esa época pueden datarse, en el registro geológico, los fósiles de unos montículos de algas llamados estromatolitos. Los estromatolitos todavía existen hoy en día, formados por capas delgadas de algas de color verde azulado y barro aprisionado. Las algas de color verde azulado se encuentran entre los organismos vivos más simples, son unicelulares y carecen de un núcleo o un centro de control celular. Los primeros fósiles en los que se puede apreciar formas celulares están preservados en una especie de cuarzo que tiene alrededor de 3.100 millones de años. Los únicos seres vivos sobre la tierra, durante varios millones de años, fueron organismos microscópicos como estas algas azules verdosas, y también bacterias.

Hace unos mil millones de años, aparecieron unos organismos unicelulares más complejos. Poseían un núcleo y otras organelas especializadas, en el interior de cada célula. Los vegetales y los animales multicelulares aparecieron en escena hace unos 700 millones de años. Es posible que tuvieran el aspecto de algas marinas, esponjas y medusas. Hace 570 millones de años, surgieron con bastante rapidez unos grupos de animales más complejos; con esa datación se han encontrado fosilizadas las primeras formas dotadas de esqueleto. Entre estas podemos mencionar los braquiópodos y los moluscos, con sus caparazones calizos, los artrópodos, con sus esqueletos externos móviles y, un poco más adelante, los corales, los erizos de mar y los primeros peces.

Se considera que la aparición de los primeros animales dotados de esqueleto marca una división fundamental en la escala del tiempo geológico. Esta escala es internacional, y se fijó por primera vez a comienzos del siglo XIX con el fin de dividir la historia de la Tierra en unidades fáciles de manejar. Por lo general, los límites entre las unidades coinciden con algún acontecimiento decisivo en la historia de la vida, de tal modo que los primeros cuatro mil millones de años de la historia de la Tierra se denominan Precámbrico, y los últimos 570 millones de años se llaman Fanerozoico, que quiere decir vida en abundancia. La aparición de los animales con esqueleto determina el límite.

El Fanerozoico, a pesar de comprender tan sólo una octava parte de la vida estimada de la Tierra, ha sido el período más estudiado, porque en él se pueden detectar muchas fases de nuestra propia evolución, y porque el registro de rocas suele mejorar a medida que nos acercamos al presente. Mientras que no resulta fácil subdividir el Precámbrico en unidades temporales más leves, esto es lo que ha ocurrido con el Fanerozoico, sobre todo en relación con los últimos cien millones de años. La ciencia que determina y comprende el tiempo geológico, la estratigrafía, se encuentra en la actualidad muy avanzada.

El Fanerozoico se divide en tres eras principales: el Paleozoico o vida antigua, de 570 a 249 millones de años atrás; el Mesozoico o vida intermedia, de 248 a 66 millones de años atrás; y el Cenozoico o vida reciente, que comprende los últimos 65 millones de años. Los dinosaurios dominaron la Tierra durante el Mesozoico, y en realidad el límite entre el Mesozoico y el Cenozoico corresponde a su desaparición. Los vertebrados aparecieron hace alrededor de 520 millones de años; las primeras formas fueron los peces primitivos. En esa época, la vida se limitaba al mar, casi de forma exclusiva. Distintos vegetales y animales se aventuraron en el agua dulce, y a continuación sobre la tierra, hace unos 420 millones de años. Los primeros vertebrados que aprovecharon la tierra fueron los anfibios, que aparecieron hace 370 millones de años.

La era Mesozoica se divide en tres períodos: el Triásico, hace entre 248 a 208 millones de años; el Jurásico, de 207 a 144 millones; y el Cretácico, de 143 a 66. El Triásico se produjo después de una extinción masiva, al final de la era Paleozoica, y es posible que esto haya permitido la expansión inicial de los tecodontos, rincosaurios y otros animales. Como ya hemos visto, los dinosaurios y muchos grupos importantes surgieron en el Triásico superior, mientras que la extinción masiva que tuvo lugar en el límite entre el Triásico y el Jurásico marcó la segunda fase de la expansión de los dinosaurios.

Arqueozoico: La Era de las Bacterias
Este inmenso lapso ocupa ocho novenos de la historia de la Tierra. El polvo espacial se condensa en rocas. Se forma el agua, que cae en forma de lluvia. En una atmósfera que nos envenenaría, brillan los relámpagos y retumbas los truenos. Los primeros compuestos orgánicos se forman en el agua y dan lugar a los primeros seres vivientes, animales unicelulares capaces de reproducirse. Millones de años después, varias células se asocian y viven más tiempo: son las primeras formas multicelulares, algas y animales de cuerpo blando como medusas.
Precambrico

El Precámbrico es el período más antiguo. Equivale al 88% de la historia de la Tierra, pero sabemos muy poco de él. El cielo es oscuro. Los relámpagos son constantes y la lluvia martillea continuamente. Las rocas están calientes bajo el suelo tanto que la lluvia se evapora en forma de vapor en cuanto las toca. La atmósfera es densa por el vapor, y hay gases mortales que emanan los volcanes. Nada podría vivir aquí. ¿Dónde nos encontramos? ¿En Venus? ¿En Marte? No. Es nuestro propio planeta hace 4.800 millones de años. Los científicos creen que la Tierra se formó, hace unos 4.600 millones de años, a partir de una nube de polvo y gases.

El polvo empezó a fundirse y se convirtió en roca. Los gases que componían la atmósfera primitiva eran casi todos venenosos: metano e hidrógeno.Otros gases, entre ellos el dioxido de carbono y el vapor de agua, llegaron a la superficie por medio de los volcanes, y a medida que la Tierra se enfriaba, el vapor de agua volvió a convertirse en agua líquida. Cuando la superficie estaba lo bastante fría, el agua empezó a acumularse en hondonadas, que se ampliaron hasta convertirse en los primeros océanos. Creemos que la vida empezó en cuanto la superficie estuvo lo suficientemente fría para que hubiera agua líquida.

Los primeros seres vivos fueron probablemente minúsculas moléculas, inapreciables a simple vista. Estas moléculas podían producir copias de sí mismas. Fueron las primeras formas de vida. A medida que pasada el tiempo, estas moléculas de hicieron cada vez más complejas, y por fin se desarrollaron las primeras células. Estas últimas son los ladrillos básicos que conforman todos los seres vivos. Contienen el material viviente de un ser completo y pueden reproducirse. Una célula está rodeada por una membrana que la separa del exterior. Algunos seres vivos sólo constan de una célula, pero la mayoría, incluidos nosotros, tenemos millones y millones de ellas. Los científicos han descubierto los que parecen fósiles de células en rocas antiguas de Australia occidental, que tienen más de 3.000 millones de años. Estos seres unicelulares se llaman estromatolitos. Al parecer, los primeros animales pluricelulares no aparecieron hasta hace unos 700 millones de años. Podemos encontrar fósiles de animales de cuerpo blando, como medusas, gusanos y plumas de mar, en rocas de todo el mundo.

Paleozoico: Era de los Insectos, Peces y Anfibios
Cambrico
El período Cámbrico es el posterior al Precámbrico. Abarca desde hace 570 hasta 505 millones de años. Las costas del Cámbrico se estudiaron por primera vez en Gales y tomaron su nombre de Cambria, el antiguo nombre de esta región de Gran Bretaña.

En el período Cámbrico ocurrió algo muy extraño. De pronto, toda clase de animales desarrollaron conchas duras. No estamos seguros de por qué. Quizá las sales del agua del mar les permitieron absorber sustancias químicas y acumular capas duras sobre su piel. Las conchas duras se fosilizan mejor que los cuerpos blandos, por lo que las rocas de esta época están llenas de fósiles.

Este acontecimiento de hace 570 millones de años marca el inicio de la época geológica que llamamos período Cámbrico. Si hubiéramos visto nuestro mundo desde el espacio exterior durante el período Cámbrico, no lo habríamos reconocido. Veríamos un vasto océano azul y algunas nubecillas blancas, pero los continentes tendrían una forma completamente distinta, y no habría vegetación; sólo rocas desnudas.

La vida animal era asombrosamente variada durante el período Cámbrico. Las calizas de Burgess Shale, que en un tiempo estuvieron bajo los océanos y hoy forman parte de las Montañas Rocosas canadienses, nos muestran la clase de vida que se desenvolvía allí. Miles de extraños animales diminutos, de cuerpo blando o concha dura, quedaron atrapados por un corrimiento de tierras, que los conservó a la perfección.En las rocas del Cámbrico vemos que muchos de los grupos de animales actuales ya habían empezado a surgir. Había moluscos con concha y tentáculos, que evolucionaron hasta convertirse en las almejas y bígaros actuales, y también artrópodos de patas articuladas, que evolucionaron hasta transformarse en los cangrejos y langostas de nuestros días.

Ningún ser del Cámbrico vivía todo el tiempo en tierra, aunque hay fósiles de huellas en una playa. Estos fósiles se llaman Climactichinides y se parecen a huellas de neumáticos de motocicleta. Probablemente las dejaron animales que vivían en mares poco profundos y se arrastraban fuera del agua durante cierto tiempo. Estos animales medirían unos 30 centímetros de longitud.

Ordocivico
El período Ordovicio, Ordovícico u Ordovicense duró desde los 504 millones de años hasta 438 millones de años de antigüedad. Durante este tiempo no había vida en tierra firme, pero en los mares se desarrollaron seres de todo tipo.

Los grupos animales importantes en el período Cámbrico siguieron evolucionando en el Ordovicense. Los trilobites y los moluscos tuvieron un éxito especial, de los que hubo tipos muy variados.

Los nautiloideos aparecieron en este período. Se parecían a calamares envueltos en una concha espiral o en forma de cuerno. Tuvieron mucho éxito y siguen existiendo en la actualidad.

Los calcicordados son otros fósiles fascinantes. Estaban emparentados con las estrellas de mar y los lirios de mar actuales. Los lirios de mar se parecían a una estrella de mar sobre un tallo. Usaba las ventosas de sus tentáculos para atrapar el alimento que pasaba flotando. Los calcicordados se parecían a un lirio de mar tronchado. Algunos científicos creen que los calcicordados se convirtieron en los primeros animales con espina dorsal. Los calcicordados constan de un cuerpo con una pequeña boca y tentáculos en el extremo de delante, y una cola en el otro extremo, que el animal la utilizaba, parecida a un tallo, para impulsarse por el lecho marino. Si pensamos que la cola es una espina dorsal, estos minúsculos animales se parecían mucho a los peces primitivos, que no tenían ni mandíbulas y aletas.

Las rocas más famosas del Ordovicio se encuentran en Gales. Son pizarras y lavas volcánicas. Durante esta época, el continente norteamericano se desplazaba hacia el norte de Europa, elevando el lodo del fondo marino, que formó negras pizarras sobre la superficie del agua. Las rocas volcánicas se crearon también por movimientos de los continentes. La pizarra negra contiene fósiles llamados graptolites, que se formaron cuando minúsculos animales murieron y se hundieron hasta el fondo del océano, y que utilizan para fechar las rocas del Ordovicio.

Este período debe su nombre a una tribu que vivió antiguamente en Gales, los ordóvices. Las rocas que cuentan la historia de este período se encontraron y estudiaron por primera vez en Gales. Naturalmente, esta tribu vivió millones de años después del período que le debe su nombre.

Silurico

El período Ordovicio terminó en una extinción masiva y fue seguido por el Silúrico, que duro desde los 437 millones a los 408 millones de años de Antigüedad.

De nuevo, los estudios de las rocas de Gales proporcionaron a los científicos pistas de lo que sucedio durante el período Silúrico. Sabemos que en esa época los continentes de América del Norte y Europa se estaban acercando. El fondo del océano se arrugó y plegó. Se formaron grandes áreas con mares poco profundos. A principios del período, el nivel del mar subió. Las tierras próximas a la costa se inundaron y convirtieron en mares poco profundos. Los científicos creen que a mediados del Silúrico se produjo una importante glaciación.

A finales del período Ordovicio se produjo una extinción masiva muy importante, que acabó casi la mitad de las especies animales existentes. Estas extinciones sirven a los paleontólogos para marcar el fin del Ordovicense y el inicio del Silúrico. En esta época desapareció toda clase de animales. Los trilobites del Ordovicense se extinguieron, pero rápidamente evolucionaron los nuevos trilobites del Silúrico. También se desarrollaron nuevos graptolites y braquiópodos.

A medida que los mares poco profundos del Silúrico se calentaban, empezaron a formarse vastas zonas de arrecifes, que no están compuestos de coral, como los actuales, sino por esponjas llamadas estromatoporoides, que se fueron acumulando en capas sucesivas. Entre los arrecifes, había uno enorme en el norte de EE.UU., se forma circular. Hoy es posible ver aún la estructura rocosa circular que se formó, en las orillas curvadas de los cinco grandes largos norteamericanos.

Por los mares del Silúrico empezaron a extenderse unos peces muy simples, sin mandíbulas, pero hasta el Devónico no empezó la Era de los Peces propiamente dicha. Al final del período los peces desarrollan mandíbulas para comer y escamas para protegerse. Aparecieron muchos artrópodos más, animales con patas articuladas. Eran marinos y entre ellos estaban los grandes y feroces escorpiones de mar.

Ahora que tenemos una idea de cómo era la vida en los mares del silúrico, veamos que ocurría en tierra firme. Es la costa, y avanzando hacia las tierras yermas, parece extenderse una alfombra verdosa. Las plantas fueron los primeros seres que vivieron en tierra firme. La Cooksonia fue, probablemente, la primera planta terrestre. Tenía una red de conductos que transportaban agua por su cuerpo. Los milpiés y los primeros insectos siguen esta fuente de alimento.

Devonico
El período Devónico debe su nombre a un condado. En la década de 1.830, los geólogos Adam Sedgwick y Roderik Murchison estudiaron las capas de roca arenisca, caliza y pizarra del condado de Devon, Inglaterra. Estas capas se formaron hace unos 400 millones de años. En 1.839, sugirieron la adopción del nombre Devónico para este período geológico.

El Devónico transcurrió hace entre 407 y 362 millones de años de antigüedad. Los océanos estaban poblados por grandes peces depredadores. Los animales y las plantas empezaron a extenderse por tierra firme.

Si pudieras retroceder en el tiempo hasta el Devónico, verías un mundo muy distinto al actual. Sólo había dos masas de tierra importantes. Una era Laurasia, que estaba compuesta por las actuales América del Norte, Europa y casi toda Asia. La otra era Gondwana, compuesta por América del Sur, África, Australia, la India y la Antártida. Grandes zonas de Laurasia y algunas de Gondwana estaban cubiertas por mares poco profundos. Durante este período, los dos grandes continentes se fueron acercando hasta formar el supercontinente llamado Pangea.

Los fósiles indican que las aguas del Devónico bullían de vida. Había alas, lirios de mar y arrecifes de coral. Los gusanos y los trilobites excavaban en el fango del fondo de lagos y océanos, aunque estos últimos llevaban en la Tierra más de 200 millones de años, pero fueron perdiendo su población. Sobre ellos, nadaban los moluscos y crustáceos. A los primeros peces sin mandíbulas se unieron pronto los peces con espinas, con una coraza ósea o con aletas carnosas, que utilizaban para impulsarse fuera del agua.

Durante este período, las plantas evolucionaron y surgieron tipos mayores y más variados, como los licopodios, los equisetos y los helechos. Se extendieron por los pantanos y las orillas de los lagos hasta formar los primeros bosques terrestres. Esta alfombra verde empezó a poblarse con los parientes primitivos de los milpiés, ciempiés, insectos, ácaros y arañas.

En el Devónico, vivieron muchos peces extraños y desconcertantes. También había plantas acuáticas y animales más pequeños, que servían de alimento a los peces. Se multiplicaron algas como: Fucus, una alga arbustiva parda; Ulva, una lechuga de mar; y Ceratium, un alga filosa roja. Hoy pueden verse todavía algas parecidas.

Los peces sin mandíbulas, seguían viviendo en este período. El terror de los mares devónicos era el Dunkleosteus, que pertenecía a un grupo de peces que por entonces estaba muy diversificado, los placodermos. También un grupo otro grupo de peces, los tiburones, aparecieron en este período. Los tiburones apenas han cambiado desde entonces. Los peces de aletas radiadas son muy comunes actualmente, pero aparecieron en el Devónico. No faltaban los peces de aletas lobuladas, que tenían pulmones para respirar. Sólo había un corto paso de los peces con aletas lobuladas a los animales terrestres de cuatro patas. Estos peces desarrollaron patas y dieron origen al Ichthyostega, el primer anfibio que caminó fuera del agua.

Este anfibio no caminaba por un paisaje desierto. Nuevos tipos de plantas estaban evolucionando. Eran plantas vasculares, lo que significan que tenían un sistema para transportar los líquidos por sus tallos, como la sangre circula por nuestro cuerpo. La Rhynia medía unos 50 centímetros de altura. Tenía un tallo central y pequeñas ramas laterales. Las primeras plantas terrestres incluían también a los licopodios, como Asteroxylon, que alcanzaba casi 1 metro de altura y se parecía a un cacto con hojas. Tenía un grueso tallo y pequeñas ramificaciones laterales. Durante el período Devónico las plantas se hicieron aún más altas. Había equisetos de 10 metros de altura, como Archaeocalamites, con sus hojas parecidas a sombrillas. Hizo su aparición otro grupo de plantas, los helechos. A finales de este período, helechos gigantescos, como Archaeopteris, dominaban la tierra con sus 20 metros de altura.

El Ichthyostega no era el único animal terrestre. Entre la jungla en miniatura de licopodios, se arrastraba una serie de minúsculos animales. Arrastrándose entre las frondas, había ciempiés y milpiés, como Archidermus, ácaros y los primeros insectos. El Rhyniella, al igual que muchos insectos primitivos, no tenía alas. El Anurida era un colémbolo del Devónico. Los escorpiones, como Palaeophonus, clavaban su aguijón en sus presas y la despedazaban con sus pinzas.

Carbonifero


El período Carbonífero debe su nombre al carbón. El que consumimos hoy, inició su vida como plantas hasta hace unos 300 millones de años, en el período Carbonífero. Cuando los árboles muertos y otros vegetales caían en los pantanos, quedaban cubiertos de lodo. Con el tiempo, los restos vegetales se secaron y formaron lo que llamamos turba. Enterrada bajo capas de tierra y roca a gran profundidad, la turba quedó comprimida y se calentó hasta que, finalmente, se convirtió en carbón. Por eso, a menudo hay que extraer el carbón a miles de metros de profundidad. También por esa razón, los mineros encuentran a veces fósiles de troncos de árbol y plantas.

El período Carbonífero transcurrió desde 361 a 290 millones de años. Imagínate hundido hasta las rodillas en lóbregas aguas, con los pies en el barro. Cada vez que intentas sacar un pie del frío cieno, provocas un chorro de burbujas, y percibes el hedor de las plantas en descomposición. A tu alrededor hay un denso lecho de lo que parecen árboles de Navidad de color amarillo verdoso. Lo realmente extraño aquí es el silencio. Puede oírse un ligero movimiento de agua a cierta distancia.

Las copas de esas extrañas plantas se meces suavemente al viento, pero nada más. No se oye el ruido de ningún animal, ni el canto de las aves. De pronto, aparece en la sombra algo que vuela. También oyes un fuerte "brrrrrr", el rápido aleteo de unas largas alas centelleantes. Una libélula desciende a gran velocidad y desaparece entre los tallos de las plantas. Te encuentran en las aguas cenagosas de un delta del Carbonífero. Un delta es una zona de tierra en forma de abanico que se adentra en el mar. Está compuesta por tierra muy fina o limo arrastrado por los ríos hasta el mar. Cuando las aguas del río llegan al mar, van más despacio, y el limo que transportan se acumula en su desembocadura. Uno de los más famosos es el delta del Nilo, en Egipto. Esta tierra es muy buena para la agricultura, pero los deltas sufren frecuentes inundaciones.

En el Carbonífero los dinosaurios, los mamíferos y las aves aún no existen. Las plantas que te rodean son gigantescos equisetos, los antiguos parientes de las pequeñas plantas espigadas con las que te tropiezas en las acequias de hoy. En este período se formaron muchos deltas, especialmente en Europa y América septentrionales. Las vastas cordilleras que se habían formado durante el período Devónico empezaron a desgastarse por la acción del viento y la lluvia. Las rocas eran trituradas hasta transformarse en una arena fina llamada limo, que se acumulaba cuando el agua que las transportaba llegaba al mar. Esta tierra húmeda y pantanosa se encontraba en tupidas selvas.

El período Carbonífero se conoce también como la Era de los Anfibios. Las condiciones eran ideales para ellos. Había mucha agua donde poner sus huevos. De éstos salían los renacuajos, que se desarrollaban en el agua y después se arrastraban en tierra firme, donde disponían de mucha comida. Había milpiés más grandes que tú. Otros animales más pequeños vivían también en el suelo del bosque. Pequeños animales parecidos a lagartos correteaban utilizando su lengua para saborear su entorno. Eran los primeros reptiles. El período Carbonífero contempló la evolución de los primeros reptiles, antepasados tanto de los dinosaurios como de los mamíferos.

Los árboles del período no se parecían a los actuales. En realidad, eran versiones gigantescas de algunas plantas que hoy llamamos equisetos y licopodios. Las ramas y las hojas de árboles como el Lepidodendron y el Sigillaria formaban un techo sobre la selva, sumiendo el suelo en la oscuridad. Cerca del suelo había una densa maraña de helechos que crecían en la húmeda tierra. Cuando las plantas y los árboles morían, quedaban hundidos en el cieno, y gradualmente se convertían en turba. Ésta se compone de capas de vegetación descompuesta aplastadas. Cuando la propia turba se quedaba aplastada por nuevas capas de barro y arena, se convertía en carbón. El pie de los equisetos gigantes cubría las aguas poco profundas del Carbonífero. El terreno elevado estaría cubierto por plantas distintas. Era un tipo muy primitivo de conífera emparentado con los abetos actuales.

Permico


El período Pérmico debe su nombre a Perm, que es una zona de Rusia donde se han encontrado muchos fósiles, en otras regiones del mundo se han realizado muchos descubrimientos de la misma época. Algunos de los más emocionantes se hallaron en la cuenca del Karro, en Sudáfrica y en los Red Beds, o yacimientos rojos, de Texas y Oklahoma, EE.UU. Estos yacimientos deben su nombre al color rojo de la roca arenisca de los esquistos que las componen. Estos yacimientos nos permiten conocen los pormenores de la variada que vivió allí.

El período Pérmico transcurrió hace entre 289 y 246 millones de años. Durante este tiempo los mares retrocedieron y dejaron más tierra firme al descubierto. Surgieron grandes desiertos. La blanda y exuberante vegetación que crecía en las tierras pantanosas durante el Carbonífero fue sustituida por plantas más correosas, que costaban más de digerir. Había extensos bosques de abetos y altos pinos. Los continentes empezaron a derivar hacia el Norte y los glaciares helados se desplazaron hacia el Sur.

En este mundo cambiante, desaparecieron los lagos y estanques poco profundos, y algunos animales se instalaron definitivamente en tierra firme. Como los reptiles actuales, ponían huevos en tierra firme y tenían una piel impermeable. Como ya no habían de poner los huevos en el agua, estos animales pudieron abandonar los pantanos y disfrutar de la libertad de vivir en tierra firme.

Entre estos nuevos grupos, el de mayor éxito fue el de los reptiles mamiferoides. Un grupo especial de estos animales primitivos fue el de los pelicosaurios, que incluían algunos asombrosos reptiles con una vela en el dorso. Una enorme variedad de reptiles mamiferoides dominaba el mundo a finales del Pérmico. Algunos eran tan pequeños como ratones; otros avanzaban pesadamente como corpulentos hipopótamos. Cuando estos reptiles ocuparon el seco paisaje, algunos animales pasaron al aire y al mar. A pesar de su éxito, muchos de estos animales desaparecieron para siempre. No sabemos qué catástrofe acabó con tantos de ellos, cuánto duró la extinción masiva, ni por qué se produjo. Los científicos creen que hasta el 50% de los animales y plantas terrestres y más del 80% de los animales marinos se extinguieron a finales del período Pérmico. Entre estos había grupos importantes: como los trilobites, anfibios gigantes, la mayoría de los reptiles mamiferoides

Mesozoico: Era de los Reptiles

Los dinosaurios han vivido durante tres períodos: el Triásico, Jurásico y Cretácico. Surgieron a mediados del Triásico y se extinguieron definitivamente a finales del Cretácico. En estos tres períodos vivieron muchas clases de dinosaurios, en total 33.

Estos períodos formaron una era, la Era Mesozoica. Durante los tres períodos el clima era más cálido y húmedo que en nuestros días. No se llegaba a extremos de calor y frío, ni había grandes diferencias entre el verano y el invierno. Tampoco existían zonas del planta cubiertas de hielo y nieve, como en las actuales regiones polares. Vamos a ver los tres períodos

Periodo Triasico

El significado de Triásico es por tri- que significa tres, que es por las tres capas de roca que se depositaron durante el período en la Tierra. El período Triásico, que duró desde hace 245 hasta 208 millones de años, fue el primero de los tres períodos en que vivieron los dinosaurios. Se dividía en dos subperíodos: el inferior y el superior. El Triásico inferior duró desde hace 245 hasta 232 millones de años, y el Triásico superior desde 231, cuando aparecieron los dinosaurios, hasta los 208 millones. El significado de Triásico es por tri- que significa tres, que es por las tres capas de roca que se depositaron durante el período en la Tierra.

El período Triásico, que duró desde hace 245 hasta 208 millones de años, fue el primero de los tres períodos en que vivieron los dinosaurios. Se dividía en dos subperíodos: el inferior y el superior. El Triásico inferior duró desde hace 245 hasta 232 millones de años, y el Triásico superior desde 231, más o menos cuando aparecieron los dinosaurios, hasta los 208 millones.

Al principio del Triásico, nuevos animales llenaron aquel mundo vacío, después del impacto de la extinción masiva del final del Pérmico. En las orillas del agua saltaban las primeras ranas, y las tortugas nadaban en lagos y ríos. El mundo del Triásico comprendía un sólo supercontinente llamado Pangea, y los dinosaurios y los demás animales eran capaces de recorrer cualquier parte del mundo sobre tierra firme. El clima era cálido y húmedo. Junto a los ríos y lagos empezaron a crecer varios tipos de plantas, como los helechos, que se extendieron junto a los estanques. El clima fue mucho más seco en el interior, en el que había grandes extensiones desérticas, situadas en los cálidos trópicos, ideales para los reptiles.

Como quedaban tan pocas especies, el principio del Triásico fue una época de grandes cambios. Algunos reptiles mamiferoides sobrevivieron desde el Pérmico hasta el Triásico. Sin tanta competencia de otros herbívoros y sin grandes océanos que cruzar, éstos rondaban a sus anchas por Pangea.

El grupo de estos reptiles más desarrollado, los cinodontos, dio origen, hace unos 215 millones de años, a los mamíferos. Estos eran pequeños animales parecidos a musarañas, que probablemente cazaban de noche, atrapando insectos y otros animales diminutos. Los mares del Triásico estaban muy concurridos. Los reptiles nadadores se impulsaban con las cuatro patas y capturaban peces con sus afilados dientes. Los ictiosaurios parecidos a delfines, nadaban en aguas poco profundas en todo el mundo en el Triásico.

Otros reptiles, como los rincosaurios, prosperaron entre mediados y finales del período. Pero el grupo de más importancia de reptiles fue el de los arcosaurios, que tomaron la delantera. Incluían a los tecodontos, cocodrilos, dinosaurios y pterosaurios. Los tecodontos, los reptiles más importantes del Triásico, dieron origen a los demás arcosaurios. Uno de los primeros grupos de dinosaurios fue el de los sauristiquios. También aparecieron a finales del período los ornistiquios. Eran pequeños y ágiles herbívoros. Uno de los dinosaurios más antiguos encontrados hasta ahora es el Eoraptor, que se incluye en un grupo aparte de dinosaurios, los herrerasáuridos.

Los prosaurópodos dieron origen a los saurópodos, y otros carnívoros del tamaño de hombres cazaban a los pequeños animales. Al final de este período hubo otra extinción masiva, más pequeña, aunque acabó definitivamente con los reptiles mamiferoides, los tecodontos, los rincosaurios..., dejando así el escenario preparado a los dinosaurios, que empezaban su dominio de 165 millones de años en el planeta.

Periodo Jurasico
El nombre se debe a las montañas Jura, la cordillera que divide Francia y Suiza. Se formó durante este período.

El Jurásico duró desde 207 hasta hace 145 millones de años. Se dividían en tres partes bastante diferenciadas; Jurásico inferior, el medio y el superior. El inferior duró desde 207 hasta hace 186 millones de años. El medio desde 186 hasta 164 millones de años. El superior desde 164 hasta hace 145 millones de años.

En el período Jurásico inferior, el mundo empezó a cambiar. Los continentes empezaron a separarse, y la tierra cambió; llovía más y la tierra se cubrió de verdor. Ésta fue la verdadera época del reinado de los dinosaurios. Los bosques del Jurásico temprano estaban poblados de una gran variedad de dinosaurios herbívoros. Vivieron muchos prosaurópodos, los primeros tireóforos, que son reptiles acorazados y bastantes Ornitópodos primitivos. Entre los carnívoros vivieron los primeros carnosaurios y muchos dinosaurios pequeños terópodos como celofísidos, celúridos...

En el período Jurásico medio el clima mundial se fue suavizando. La vegetación también se hizo más exuberante debido al aumento de las lluvias. Toda la tierra entonces estaba poblada por una gran variedad de dinosaurios y otros animales. Sapos lagartos y tortugas compartían el mundo de los dinosaurios en los ríos. Los primeros sapos verdaderos aparecieron a mediados del Jurásico, mientras que las tortugas y los lagartos habían evolucionado mucho antes. Hasta hace poco, lo único que se conocía de los dinosaurios del Jurásico medio correspondía a hallazgos dispersos realizados en Inglaterra, Francia e India. No obstante, algunos descubrimientos efectuados en China en los últimos años han venido a paliar esta laguna. A pesar de que China está muy alejada de los yacimientos europeos, los dinosaurios eran bastante similares, ya que había una continuidad terrestre entre las dos regiones, y el clima era cálido en casi todo el mundo. No había círculos polares helados, ni existían cadenas montañosas, como los Alpes, los Urales, el Himalaya y las Rocosas. Hubo algunas especies más que en el Jurásico inferior. Los principales saurópodos eran los cetiosáuridos. Aparecieron los primeros tireóforos con placas. También hubo varios ornitópodos pequeños, como fabrosáuridos. También evolucionaron más los megalosáuridos, grandes reptiles carnívoros primitivos; y también hubo pequeños terópodos, principalmente celúridos y ovirraptores.

En el Jurásico superior, gran parte de nuestro planeta estaba cubierta de grandes selvas. Pero parte de los que hoy es Europa y América del Norte permanecía inundada por mares poco profundos. El clima era en general cálido y húmedo. Los dinosaurios de esta época comprenden desde pequeños y veloces depredadores que se alimentaban de reptiles, hasta gigantescos herbívoros que llegaban a pesar hasta 110 toneladas. Otros animales característicos son los mamíferos con aspecto de rata, las tortugas de agua dulce, los cocodrilos y los pterosaurios del tamaño de palomas, de cola larga y dientes afilados para atrapar peces. Entre los dinosaurios carnívoros estuvieron algunos carnívoros pequeños, los cuales cada vez eran menos comunes, los primeros ornitomímidos, las primeras aves y los primeros dromeosáuridos. Los mayores carnívoros fueron los últimos megalosáuridos, los cuales fueron los más peligrosos del grupo. Los herbívoros eran razas más variadas, hubo pequeños Ornitópodos avanzados, de los cuales evolucionaron los primeros iguanodontes. Los estegosáuridos, reptiles con placas, se hicieron más comunes y de este mismo infraorden, los tireóforos, aparecieron los nodosáuridos. De los saurópodos evolucionaron hasta convertirse en los mayores animales que han existido, pero el mayor vivió a principios del período siguiente.

Imagina un nutrido rebaño de grandes dinosaurios herbívoros, vagando por la campiña. Una y otra vez se detenían a mordisquear las plantas más jugosas. ¿Cuáles eran esas plantas? Durante el período Jurásico, a mediados de la Era de los Dinosaurios, el clima se volvió cálido y húmedo. Los mares invadieron gran parte de la tierra firme, que se cubrió de una tupida alfombra de musgos y helechos. Los equisetos y helechos gigantes formaban densos bosques. En esta época, las plantas empezaron a producir por primera vez polen y semillas, que les ayudaban a reproducirse mejor. Antes, las células masculinas de las plantas tenían que nadar en el agua hasta las células femeninas como minúsculos renacuajos.

Un grano de polen contiene una célula masculina en un diminuto envoltorio impermeable. Como una mota de polvo, puede recorrer muchos kilómetros. Finalmente, las células delas plantas pudieron viajar por tierra, lo que les ofrecía más oportunidades de reproducirse. Una semilla es un embrión de planta con su propio almacén de alimento. Si llega al lugar adecuado, una semilla puede empezar la vida con buen pie y crecer a base de suministro de alimento. Las esporas, células reproductoras, de las plantas primitivas más simples no eran así. Las primeras plantas con semillas fueron las gimnospermas o semillas desnudas. Aparecieron inmediatamente antes de los dinosaurios, e incluían las cicadáceas, los ginkgos y las coníferas. Algunas plantas con semillas florecieron a principios de la Era de los Dinosaurios, mientras que estos animales se multiplicaban y las devoraban. Muchas tenían hojas semejantes a los helechos, otros tenían hojas con aspecto de cabellos. Se extinguieron antes de que los dinosaurios desaparecieron.

Las cicadáceas tuvieron mucho éxito durante toda la Era de los Dinosaurios. Se parecían a palmeras. Tenían un tallo como el tronco de un árbol y grandes hojas similares a las de los helechos, que se extendían en abanico en su parte superior. El polen pasaba volando de una cicadácea a otra, y sus semillas crecían en grandes piñas. Aún sobreviven algunas cicadáceas. En los bosques del Jurásico crecían decenas de tipos distintos de ginkgo. Hoy sólo sobrevive una especie, casi exactamente igual a sus parientes históricos. Este fósil viviente se llama ginkgo, y tiene hojas en forma de abanico que brotan de ramitas laterales rechonchos, situadas a lo largo de las ramas principales. Si te colocas bajo un ginkgo, puedes imaginas que has vuelto a la Era de los Dinosaurios.

Se dice a menudo que los dinosaurios dominaron la tierra durante el período Jurásico. Quizá fueran los animales dominantes, pero otro grupo reinaba en el mundo vegetal, las coníferas. Las coníferas son árboles con piñas. Las que conocemos hoy son pinos abetos, alerces, y otros muchos tipos. Evolucionaron a partir de árboles relacionados con los ginkgos, hace unos 300 millones de años. Durante el período Jurásico se extendían por el horizonte inmensos bosques de pinos, tejos y araucarias, que proporcionaban alimento y refugio a incontables animales. Se han encontrado algunos dinosaurios fósiles en cuyos estómagos había afiladas hojas en forma de agua, como las de las coníferas.

¿Puedes imaginar un interminable almuerzo a base de agujas de pino? las gigantescas secuoyas también son coníferas. Se trata de los mayores seres vivos que ha habido jamas sobre la tierra; alcanzan hasta 100 metros de altura y sus troncos pueden medir más de 10 metros de circunferencia. Hoy sólo crecen en el oeste de Norteamérica. Se han encontrado fósiles de árboles similares en rocas del Jurásico, de modo que los dinosaurios debieron de caminar entre ellos. Los tejos tienen hojas en forma de aguja, pero no dan piñas. su polen se desarrolla en amentos o inflorescencias, y sus semillas creen en blandos cálices de color escarlata. Los árboles como estos que vemos actualmente tienten hasta 3.000 años. Los fósiles muestran que los tejos crecían en abundancia en los bosques del Jurásico.

La sustancia dorada y vítrea llamada ámbar es resina fosilizada. se trata de la materia pegajosa que exuda un árbol cuando su corteza se resquebraja. Cuando te haces un corte en la piel, te sale sangre, después se coagula y forma una costra que bloquea la herida. La resina hace lo mismo con los árboles. Las coníferas se distinguen por su producción de resina. Un dinosaurio quizá mordiera la corteza de un pino. La resina brotaría y formaría una gota pegajosa, que se fosilizó y se convirtió en ámbar. Este último contiene a veces fósiles de insectos atrapados hace millones de años. La próxima vez que pases por una zona boscosa, busca cicadáceas, ginkgos y coníferas. Ya existían en la época de los dinosaurios

PERIODO CRETÁCICO

El nombre Cretácico procede de la palabra latina creta, que significa tiza. Las capas de tiza y esquisto de esta época se amontonaron sobre el lecho de los mares.

El Cretácico duro desde hace 145 hasta 66 millones de años. Se dividía en dos partes, inferior y superior. El inferior desde 145 hasta 98 millones de años. El superior desde 98 hasta 66 millones de años.

En el Cretácico inferior los herbívoros llegaron a ser los dinosaurios más importantes. Vivieron más especies de dinosaurios que en ninguna otra época. Aunque había muchos herbívoros, no faltaban los fieros carnívoros, aunque fueron bastante pocos. Entre los carnívoros estuvieron los ornitomímidos avanzados, los primeros dromeosáuridos, y algún carnosaurio. Entre los herbívoros vivió el más grande dinosaurio, que era saurópodo. Hubo también los saurópodos diplodócidos y al final del Cretácico temprano aparecieron los saurópodos titanosáurido.

También al principio de este período hubo algunos braquiosáuridos. Entre los tireóforos hubo nodosáuridos y los estegosáuridos. Al final de esta parte de período los estegosáuridos estaban por desaparecer, para ser reemplazados por los primeros anquilosáuridos. Ente los Ornitópodos vivieron los hipsilofodóntidos y aparecieron los iguanodóntidos, mientras que al final de esta parte de período se extinguieron y aparecieron los primeros hadrosáuridos y paquicefalosáuridos. En otra especie de dinosaurios totalmente distinta, aparecieron los ceratopsios, dinosaurios con cuernos. Al final del Cretácico inferior aparecieron los antecesores de los ceratopsios, los psitacosáuridos.

El Cretácico superior fue una época de grandes cambios. Los continentes que hoy conocemos adquirían progresivamente su forma actual. Las estaciones empezaban a ser como las actuales. Durante esta época el mayor cambio fue la aparición de las flores. Las plantas arbustivas habían echado raíces por primera vez hacía más de 300 millones de años. A principios del Cretácico las plantas comunes crecían por todas partes, añadiendo pinceladas de verde al paisaje de la prehistoria.

A finales del período Cretácico aparecieron los esbeltos pinos perennes. Surgieron los árboles que mudas sus hojas, junto con higueras, palmeras y el árbol del pan, que ahora crecen sólo en las zonas cálidas del planeta. Las serpientes aparecieron en el Cretácico tardío. Evolucionaron a partir de un animal del Cretácico temprano llamado Pachyrhachis, que tenía cuerpo de serpiente y cabeza de lagartija. La mayoría de las serpientes se despreocupan de sus huevos o de sus crías, salvo en el caso de la hembra de la pitón, que enrosca delicadamente su cuerpo sobre los huevos para incubarlos.

Los dinosaurios se extinguieron al final de este período con sorprendente rapidez. Algunos científicos creen que un meteorito gigantesco se estrelló contra la Tierra con tanta fuerza que se volatizó, formando nubes de polvo y vapor, hasta el punto de oscurecer el cielo durante meses e incluso años. Los dinosaurios quedaron atrapados en mortíferos ventisqueros. Los mamíferos, protegidos por sus pieles, sobrevivieron y acabaron dominando el mundo. Las pruebas que tenemos es un gran agujero en el Mar Caribe y en la tierra una capa de materiales del meteorito.

En este período los dinosaurios más comunes eran los hadrosaurios avanzados con crestas en la cabeza. Mientras estos herbívoros eran muy comunes los hipsilofodóntidos acabaron por desaparecer. Los paquicefalosáuridos vivieron durante toda esta parte de período. Entre los ceratopsios se extinguieron los psitacosáuridos para ser reemplazados por los protoceratópsidos y los ceratópsidos, los dos grupos muy comunes. Los protoceratópsidos se extinguieron y los ceratópsidos llegaron a vivir hasta el final del período.

Entre los tireóforos había anquilosáuridos, nodosáuridos y de los estegosáuridos en este período sólo hubo uno. Entre los carnívoros hubo ornitomímidos parecidos a avestruces y los últimos dromeosáuridos, segnosáuridos y troodóntidos, que aparecieron en este período, y por último los peligrosos tiranosáuridos, grandes carnívoros que llegaban a medir 15 metros de largo.

A principios de la Era de los Dinosaurios, el suelo estaba cubierto de musgos y helechos, equisetos y licopodios, en lugar de matorrales. Al inicio del Cretácico, los mares cubrían gran parte de la tierra. Los dinosaurios siguieron evolucionando, al igual que las plantas que los alimentaban. Hasta este momento, las plantas habían sido marrones y verdes. A los altos helechos gigantes y a las cicadáceas parecidas a palmeras se unieron los primeros árboles verdaderos; coníferas como pinos, cipreses y tejos, a los que siguieron más coníferas como alerces, abetos y cedros.

Durante el Cretácico se produjo un enorme cambio: aparecieron las flores. Pronto el mundo verde se cubrió de vivos amarillos, rojos y azules que nunca se habían visto anteriormente. Algunos de los fósiles más antiguos con plantas con flores son hojas de magnolias muy similares a las que aún viven. Alcanzan más de 30 metros de altura, tienen hojas relucientes y grandes y hermosas flores. En Europa crecen en parques y jardines, pero durante el Cretácico, Europa era más cálida y las magnolias crecían silvestres en todo el continente. Hoy existen más de 250.000 especies de plantas con flores, tres veces más que todos los demás tipos de plantas juntos. Su nombre científico es angiospermas. Incluyen todas las flores de jardín, las silvestres y las hierbas, desde la orquídea hasta el diente de león, así como el césped, las hierbas aromáticas y las palmeras.

Todos son arbustos y árboles con flores son angiospermas, desde el roble hasta el cerezo, de la magnolia a la caoba y del manzano al albaricoquero. Las plantas con flores se llaman angiospermas, que significa semillas cubiertas. Una planta con flores protege las semillas en desarrollo en el interior de la flor, y más tarde dentro de envolturas o frutos. El otro grupo importante de plantas con semillas, las coníferas, se llaman gimnospermas, o semillas desnudas.

Las semillas crecen dentro de una piña. Los primeros fósiles de plantas con flores muestran flores perfectamente desarrolladas. No hay fósiles que representen un eslabón con las plantas sin flores. Entonces, ¿de dónde proceden las plantas con flores? Las plantas llamadas cycadeoidales pueden ser las antepasadas de las flores. Estas plantas se parecen a las cicadáceas y tienen partes masculina y femenina en la misma piña. Los científicos creen que algunas pudieron evolucionar hasta convertirse en flores en colinas altas, donde es difícil que se formen fósiles. El nenúfar tiene una flor simple que quizá se parezca mucho a las primeras flores. Sus sépalos y pétalos están dispuestos en espiral alrededor del extremo del tallo. Forman un esquema de hojas jóvenes en un capullo. Muchos fósiles son los restos de partes duras, como los dientes y huesos de los animales o la corteza y el tronco de los árboles. Los delicados pétalos de las flores raramente se convierten en fósiles.

Las pistas sobre plantas primitivas que se han encontrado, son las duras nerviaciones de sus hojas, que sí se fosilizan bien. Los abedules eran corrientes durante el Cretácico. Se han encontrado fósiles de sus hojas redondas y dentadas, muy similares a las de los abedules actuales. También crecían altos álamos. Cuando aparecieron las plantas con flores, fueron necesarias nuevas maneras de transportar el polen de una flor a otra. El viento era una posibilidad. Los minúsculos y ligeros granos de polen podían mantener en el aire durante varios kilómetros. Muchas plantas siguen siendo polinizadas hoy por el viento.

Los insectos también ayudan a la polinización. Las flores tienen vistosos pétalos para atraerlos y néctar dulce para alimentarlos. Mientras los insectos sorben el néctar, el polen se adhiere a su cuerpo. Los insectos transportan este polen a otras flores. La magnolia, una de las más primitivas, sigue dependiendo de los escarabajos, moscas, mariposas y abejas para que transporten su polen. A principio del Cretácico, el paisaje nos habría parecido poco familiar. Estaba compuesto principalmente por coníferas, helechos, musgos y cicadáceas. Hacia el final de este período, el escenario había cambiado considerablemente. Nueve décimas partes de los bosques estaban compuestos por plantas con flores. Incluso mientras se extinguían los dinosaurios, las plantas con flores iban prosperando.

Reptiles - Mesozoico - Reptiles Acuaticos, Aereos y Dinosaurios
Reptiles Marinos
Ictiosaurios
Plesiosaurios

Los Ictiosaurios o peces lagartos, son, como su nombre lo indica, reptiles marinos que han sufrido profundas modificaciones corporales hasta alcanzar la forma externa de los peces. Si tuviéramos que comparar externamente a estos especímenes con algún organismo vivo actual, solo podríamos compararlos con los delfines, con los que tienen notables convergencias morfológicas, pero estos últimos son mamíferos adaptados, también, al ambiente acuático. Podríamos asegurar que de todos los reptiles marinos, los ictiosaurios, son los mejores adaptados a este tipo de ambiente.

Jurásico-Cretácico. Orden de grandes réptiles marinos (entre 3 y 12 metros). El PLESIOSAURUS (Jurásico), tenía un cuerpo corto con forma de barril, con el cuello muy largo y cabeza pequeña. Tenía aletas largas con huesos de las extremidades delanteras muy alargados.
Pterosaurios: Reptiles Aereos
Pterosaurios. CLASIFICACIÓN : reino: animal; tipo: vertebrados; clase: reptiles

Superorden: arcosaurios; orden: pterosaurios. Los Pterosaurios o reptiles voladores de la época Mesozoica, están incluidos dentro del orden de los arcosaurios, por lo que serían parientes lejanos de los dinosaurios y de los cocodrilos.

Estos se dividen en dos subórdenes, los Rhamphorhynchoideos que poseían cola larga y la mayoría era de tamaño pequeño; el otro suborden era el de los Pterodactyloideos, que poseían una cola muy corta y su tamaño fue muy superior al suborden anterior en casi todas las especies.

Origen y Evolucion

El grupo de los diápsidos se divide en dos subgrupos, los Lepidosaurus y los Arcosaurus; los Pterosaurios estarían dentro de los arcosaurios por tener una abertura entre el ojo y las fosas nasales, llamada fosa preorbitaria. Los arcosaurios engloban a dinosaurios, cocodrilos, pterosaurios y tecodontos.

Por mucho tiempo se creyó en la idea de que los pterosaurios descendían de los tecodontos triásicos, como el Scleromochlus el cual poseía una gran desproporción entre los miembros delanteros y traseros, estos últimos considerablemente más largos, sin embargo en los pterosaurios, esto es al revés, ya que los miembros delanteros que conformaban las alas son considerablemente más largos y fuertes que en los traseros, por lo tanto no puede considerarse éste grupo como ancestro de los pterosaurios.

Nuevas investigaciones han arrojado que los pterosaurios no de los tecodontos, si no, del grupo de los eosuquianos. Todas estas investigaciones indican que los pterosaurios descendieron de un reptil eosuquio o protopterosaurio, que lo vemos como un reptil arbóreo que vivió a finales del Pérmico o principios del Triásico. Éste reptil habría desarrollado pliegues de piel laterales, unidos al larguísimo cuarto dedo; el quinto dedo se redujo, mientras que los 3 primeros se mueven libremente y les servía para trepar árboles, (Rupert Wild en 1984).

Los pterosaurios y los tecodontos son ramas de los diápsidos que se desarrollaron y evolucionaron independientemente, de los eosuquios del Pérmico Superior o Triásico Inferior. Los pterosaurios tienen un cráneo relativamente grande y una columna vertebral cervical muy desarrollada, además, los huesos del ala y omoplato, eran largos, no así las patas traseras y el tronco. El cráneo tiende a tener muchas aberturas óseas, cuya finalidad era alivianar el peso de éste; tenían órbitas oculares grandes coronadas por un anillo óseo llamado "Anillo Esclerótico", el cual le servía de protección al ojo.

Tenían fosas nasales situadas bien atrás, esto significaba que los pterosaurios tenían un olfato poco desarrollado, pero una vista excelente. Las extremidades anteriores se transformaron en alas; a los pterosaurios se les alarga solo el cuarto dedo, los tres primeros crecen con normalidad, mientras que el quinto se ha perdido por completo.

El grupo de los Rhamphorhynchoideos aparecieron en el Triásico Superior hace 220 millones de años y se extinguieron en el periodo Jurásico hace 150 millones de años; Todos Tenían dientes y su característica más sorprendente es su larga cola vertebral. Por otra parte el grupo de los Pterodactyloideos surgió en el Jurásico hace 150 millones de años y se extinguieron en el Cretácico hace 65 millones de años; la característica típica de éste grupo es su cola corta, su tamaño y que los pterodactyloideos (algunos), eran desdentados.

En todo el Mesozoico, los pterosaurios adoptaron una gran variedad de formas y tamaños, algunos de los cuales presentaban cráneos altamente especializados, presentando crestas craneales de diversas formas. Algunos tenían una cresta mediana, baja y larga en el centro del cráneo.

Reptiles Terrestres Fosiles: Los Dinosaurios

¿Qué es un dinosaurio?, ¿Cuantas especies existieron?, ¿Por qué se extinguieron?.

Estas son algunas de las preguntas más importantes que los paleontólogos y biólogos de hoy, se siguen formulando al paso de cada nuevo descubrimiento. En este punto, debo señalar que el conocimiento actual sobre dichas cuestiones se encuentra en un buen pie, de tal modo qué muchas creencias erróneas se han dejado de lado y muchos misterios sobre la vida de los dinosaurios han sido revelados.

Sin embargo, no existe un consenso general al tratar el tema de cuantas especies existieron ni de como se extinguieron. Ello porque las evidencias apuntan muchas veces en direcciones opuestas. El número de especies agrupadas bajo el término "dinosaurios" se ha incrementado desde los primeros hallazgos, llegando actualmente a unas 900. Pero podrían incrementarse aún más si se llega a demostrar fehacientemente que las aves actuales, como lo afirma una corriente numerosa de científicos, son dinosaurios vivientes (¡con lo cual sería incorrecto decir que los dinosaurios se han extinguido!) Por otra parte, las teorías que tratan de explicar su extinción son numerosas, y cada una con argumentos plausibles, aunque al parecer,

la hipótesis de Luis Alvares (véase más adelante) es la que más partidarios ha ganado a su favor en los últimos años.

No ha sido fácil para los científicos clasificar, bajo una taxonomía apropiada, a las diversas especies de dinosaurios que han existido. La naturaleza deductiva del método usado en paleobiología, carente de ensayos empíricos ha conducido, muchas veces, a más errores que aciertos. Sin embargo, actualmente se dispone de herramientas poderosas como la tecnología proporcionada por la biología molecular, que han contribuido ampliamente al conocimiento de una realidad cada vez más certera. Los dinosaurios, así como las especies de mamíferos actuales, se diversificaron enormemente, ocupando casi todos los rincones del globo. Esto último gracias a que los actuales continentes estaban unidos entre sí formando un sólo gran bloque de tierras emergidas llamado Pangea. Posteriormente, a medida que pasaban los eones (1 eon = un millón de años) los continentes se fueron separando unos de otros merced del dinamismo de la corteza terrestre, hasta quedar en sus posiciones actuales. Este hecho influyó notablemente en la posible evolución de las especies, permitiendo el surgimiento de muchas de ellas de manera independiente, así como su especialización, debido al relativo aislamiento producido por este movimiento tectónico.

De acuerdo a la teoría de la evolución de la vida, la cual es aceptada hoy día con ciertos reparos por la mayoría de los científicos (la evolución no es un hecho ni un dogma), los dinosaurios y los mamiferos habrían surgido de los anfibios primitivos quienes, en algún momento del paleozoico tardío, experimentaron paulatinos cambios en sus estructuras elementales. Sus patas se habrían hecho más firmes para soportar el peso del animal, independizándolo del agua. La frágil piel, que siempre necesitó de la humedad de los charcos, fue sustituida por una más gruesa y resistente a los rayos solares. Las excursiones tierra adentro en busca de comida, se hicieron cada vez más prolongadas, hasta que surgieron individuos completamente independientes de los lugares húmedos. De estos primitivos reptiles, se originaron las diversas especies de vertebrados, incluyendo a los dinosaurios, que dominarían el planeta durante la era Mesozoica.

Los Cotilosaurios: Antepasados de los Dinosaurios
Los científicos han llamado cotilosaurios a un grupo de estas criaturas catalogándolos como los ancestros directos de dinosaurios y mamíferos. Los cotilosaurios, luego de originar a los tecodontos y, muy probablemente a los pterosaurios , se extinguieron tras la competencia de sus mejores adaptados descendientes. Los tecodontos, después de un largo proceso evolutivo, dieron origen a los saurisquios y ornistiquios, las dos grandes ramas de dinosaurios. Esta bipartición en las especies de dinosaurios, esta dada por la anatomía de los huesos de la pelvis. En los saurisquios, la pelvis es similar a la de los reptiles, en cambio en los ornistiquios, la pelvis se parece a la de las aves. Ambas ramas se dividen en diversos subgrupos, algunos de los cuales aparecen en el esquema adosado a este documento. De esta forma, en la segunda mitad de la era secundaria, las especies de reptiles eran numerosas, tanto como lo son hoy los mamíferos. Habían reptiles herbívoros que sostenían a una gran población de carnívoros. Los había también pequeños, del tamaño de un conejo y grandes como una casa de tres pisos. Otros volaban y otros vivían en las profundidades marinas alimentándose de peces.
Generalidades de los Dinosaurios
De acuerdo a las últimas evidencias, no todos los reptiles que proliferaron en la era mesozoica eran dinosaurios. Para entrar a este famoso club, se debía cumplir con ciertos requisitos: debía ser un animal terrestre, tener las patas ubicadas bajo el cuerpo y no a los costados, como ocurre con los reptiles actuales (ver figura izquierda) y haber vivido exclusivamente en la era Mesozoica. Los reptiles del mar se caracterizaron por experimentar un proceso evolutivo similar al de los cetáceos de hoy. De alguna manera, se adaptaron para regresar al océano, de donde sus antepasados habían surgido. Entre los más conocidos destacan los mosasaurios, como el de Maastritch, los plesiosaurios e ictiosaurios. Este último se había adaptado tanto al medio acuático, que su aspecto externo ya no era el de un reptil, sino el de un pez (de ahí su nombre). Los plesiosaurios, en cambio, conservaron sus rasgos reptilescos como su forma acuodinámica y su alargado cuello. Sus patas se transformaron en aletas natatorias, facilitando su traslado en el mar. El kronosaurio es un buen representante de este grupo. Era el carnívoro más grande que habitaba en los mares de aquel entonces, midiendo unos 15 metros de largo. Los reptiles voladores se agrupan en los llamados pterosaurios. Estas increíbles criaturas desarrollaron una membrana o ala que unía el cuerpo con sus miembros anteriores, permitiéndoles volar, como ahora lo hacen pájaros y murciélagos. Algunos representantes son el pteranodón, con alas que alcanzaban los 8 metros, los pterodáctilos, y el dimorfodón. Se cree que su dieta principal eran los peces, cuyos cardúmenes lograban divisar desde las alturas. Evolucionaron de los primitivos tecodontos y no son considerados por los científicos como los antepasados de las aves. Sin duda, el mayor grado de representatividad que alcanzaron los reptiles del mesozoico, fue marcado por los dinosaurios. Ellos sobrevivieron hasta finales del cretácico y representan la apología de una forma de vida exitosa, integrada plenamente a la ecología de la época.

Popularmente famosos son los Tiranosaurios rex, considerados los más grandes y voraces carnívoros que hayan pisado la tierra. Medían cerca de 6 metros de alto y 15 de largo. Sin embargo aún se discute si el T. Rex era un cazador o un animal carroñero. (Por otra parte, se han encontrado, en Argentina, restos de un carnívoro aún más grande, el giganotosaurio ver figura derecha). Otros carnívoros de su clase eran el Allosaurio de 10 metros de largo, el ceratosaurio, el gorgosaurio, y el ancestral dimetrodón. Más pequeños, pero no menos temibles eran el deinonichus y el velocirraptor.

Los mayores tamaños y pesos fueron alcanzados por los grandes herbívoros. Entre los más conocidos, figura el diplodocus. Este fue uno de los dinosaurios más grandes, midiendo 30 metros desde la cabeza a la punta de la cola. Lo mismo puede decirse del brachiosaurio, que se llevó todos los record de peso: 50 toneladas en los adultos. Sin embargo, el hallazgo reciente de fósiles de la espina dorsal de un saurópodo aún mayor en la patagonbia argentina, ha venido a modificar sustancialmente el panorama. Se estima que este nuevo gigante tuvo una longitud de unos 51 metros y vivió hace unos 105 millones de años. Por aquél entonces, otro de los gigantes era el brontosaurio o plateosaurio, de 40 toneladas de peso y unos 20 metros de longitud. Clásicas son sus representaciones como animales dóciles e inofensivos, cuyo gran tamaño les hacía presas fáciles de los terribles carnívoros.

Otros herbívoros conocidos fueron los gigantes acorazados. Aunque no eran tan grandes como los anteriores, sobresalían por sus llamativas corazas y estructuras huesosas que utilizaban como defensa. Entre ellos destaca el triceratops que poseía tres cuernos en la cabeza y un escudo de huesos en la zona cercana al cuello. El stegosaurio, cuyo nombre quiere decir "lagarto armado", y que merecía tal denominación por la serie de placas triangulares que recorrían sus espaldas desde la cola a la cabeza y por el grupo de puntiagudas salientes óseas en el extremo de su cola. El styracosaurio fue otro de los representantes de este tipo, con varios cuernos en la cabeza y uno grande en el hocico.

Otros herbívoros semejaban grandes canguros que podían caminar en dos o cuatro patas. Vivían en zonas pantanosas y algunos de ellos cuidaban muy bien a sus crias. Dentro de este grupo caen los iguanodontes, los hadrosaurios, el hipsilofodón el edmontosaurio, el mayasauria, y el corythosaurio.

De esta manera, la lista de animales que habitaron el mundo prehistórico se hace extensa. No hay que olvidar que tras la extinción de los dinosaurios, sobrevino toda una expansión de criaturas mamiferoides, cuyos descendientes aún estamos aquí. Tratemos, pues, de imaginar cuan delicado y perfecto debió de ser el equilibrio ecológico existente y la armónica interacción de todos sus componentes. Las ilustraciones basadas en los datos aportados por la ciencia nos muestran muy certeramente (hoy mejor que hace unas décadas atrás) como pudo haber sido la vida en aquel entonces. Otro tanto han hecho la computación, la robótica, el cine y la televisión, donde los dinosaurios han vuelto a tener vida y movimiento.

Arcosaurios: Antepasados de Pterosaurios, Cocodrilos, Dinosaurios y Aves
Arcosaurios, subclase de reptiles fsiles del mesozoico caracterizados por un crneo dipsido (con dos perforaciones temporales) y, en algunos casos, por una postura bpeda semierguida. Los arcosaurios agrupan la mayor parte de las formas reptilianas que conquistaron y poblaron la Tierra con los dinosaurios, los mares con los crocodilianos y el aire con los pterosaurios durante los periodos trisico, jursico y cretcico (que abarcan desde hace 245 hasta 65 millones de aos atrs). Los arcosaurios se subdividen en cinco grupos: tecodontos, saurisquios, ornitisquios, pterosaurios y crocodilianos (nico grupo representado en la actualidad). Los tecodontos constituyen el origen de todos los dems arcosaurios y, quiz, tambin de las aves. Los saurisquios y los ornitisquios agrupan el conjunto de los dinosaurios (saurios terribles).

Los arcosaurios, o reptiles dominantes, incluyen los cocodrilos y las aves que existen en la actualidad, adems de los dinosaurios, pterosaurios y los tecodontos, un grupo mezclado que incluyen los antepasados de todos los dems arcosaurios. Los arcosaurios aparecieron hace alrededor de 250 millones de aos, por lo que ha podido deducirse. El primer grupo, los proterosquidos, se dispersaron por casi todo el mundo. Se han encontrado fsiles en Rusia, el sur de frica, Antrtida, Australia, India, China y Sudamrica. Presentan las sinapomorfia de los arcosaurios; una ventana anteorbital, un orificio determinado en el crneo, dientos recurvos y aplanados y un cuarto trocnter en el fmur, un reborde especial. Durante el perodo Trisico, hace entre 245 y 208 millones de aos, los arcosaurios se difundieron, evolucionaron y se diversificaron, como carnvoro ms o menos prsperos, y dieron origen a un grupo de herbvoros.

Los Tecodontos del Trisico se dividieron en dos lneas principales. Una de ellas inclua a los fitosaurios, con un parecido superficial a los cocodrilos, los etosaurios herbvoros, que tambin se parecan a los cocodrilos, pero tenan una nariz respingona para desenterrar los alimentos vegetales, y dientes estrechos como hojas, y los rauisuquios, casi siempre enormes y carnvoros.

Por ltimo, durante el Trisico superior, de esta lnea surgieron algunos bpedos ms ligeros que probablemente se alimentara de insectos, y pequeos animales, como los lagartos. Fueron, aunque parezca sorprendente, los primeros cocodrlidos. El grupo adopt la existencia anfibia, cuadrpeda y piscvora slo veinte millones de aos despus, cuando se extinguieron los fitosaurios.

La segunda lnea principal de arcosaurios inclua a los carnvoros activos, como el Ornithosuchus, que poda andar sobre cuatro o sobre dos patas, y el ligero Lagosuchus, que era bpedo. Estos animales estn tan prximos a los dinosaurios por muchas caractersticas que ahora sorprende que muchos cientficos lo hayan negado hasta hace poco. Sobre todo, el Lagosuchus presenta una larga lista de caracteres propios de los dinosaurios; su posicin bpeda, las extremidades largas, con la tibia y el peron ms largos que el fmur, la perforacin del acetbulo, que es la depresin cncava en la parte del hueso de la cadera que recibe el extremo redondeado del fmur; la cabeza del fmur vuela hacia dentro, el principio de la cabeza del fmur en ngulo recto que se observa en los dinosaurios; la articulacin recta de la rodilla; la articulacin reducida del tobillo que parece un gozne, desde un punto de vista tcnico, se denomina tobillo con mesotarso avanzado; los dedos largos de las patas traseras y la posicin digitgrada del pie, en la cual los nicos que tocan el suelo son los dedos, y no la planta del pie, como en los arcosaurios primitivos y los seres humanos actuales.

La mayora de los caracteres de los dinosaurios aparece tambin en el pterosaurio volador. Algunos cientficos creen que Lagosuchus, los pterosaurios y los dinosaurios forman en conjunto un grupo monofiltico importante que surgi entre el Trisico medio y el superior, hace alrededor de 230 millones de aos. Las sinapomorfias de los dinosaurios que aparecen en esta clase o grupo monofiltico, y su posterior modificacin en los dinosaurios propiamente dichos, forman parte de una serie de cambios anatmicos relacionados, que tuvo lugar en los arcosaurios durante el Trisico, y que tal vez fuera la clave del origen de los dinosaurios.

Ventajas Evolutivas de la Posicion Erguida

Se dice a menudo que la posicin erguida de los dinosaurios constituye la clave de su xito. Por qu? Un motivo importante es que una posicin vertical es ms satisfactoria, desde un punto de vista mecnico, que la de patas abiertas. Se soporta el peso del cuerpo desde abajo. Los animales de patas abiertas aguantan al peso desde los costados. Dado que la gravedad empuja hacia abajo desde el centro de la masa corporal, un animal de patas abiertas tiene que convertir esa fuerza en un componente lateral a lo largo del fmur o del hmero, el hueso de la parte superior de las extremidades, y a continuacin en un componente vertical por la tibia y el peron, y el radio y el cbito, los huesos de la parte inferior de las patas, que provoca una gran tensin en los huesos y las articulaciones de las extremidades.

Estas tensiones desaparecen cuando la fuerza gravitacional de la masa del animal se transfiere hacia abajo a lo largo de una extremidad recta y vertical. Esta ventaja mecnica presenta varias consecuencias importantes. En primer lugar, los animales erectos son capaces de correr de forma ms sostenida; no necesariamente a ms velocidad, pero s con ms vigor, porque el esfuerzo de soportar el peso corporal es muy inferior al de los animales de patas abiertas. Este hecho habr supuesto una ventaja inmediata para un arcosaurio que persiguiese animales de patas abiertas o huyese de un carnvoro que las tuviese. Resulta interesante sealar que los principales grupos de herbvoros del Trisico medio, los rincosaurios y los dicinodontes de aspecto porcino, desarrollaban, al mismo tiempo, posiciones semierectas. No cabe duda de que los antepasados de los mamferos, los cinodontes, que entonces eran carnvoros de mediano tamao, tambin presentan avances similares.

EL Ecoespacio Vacio

Hasta hace poco tiempo, el xito de los dinosaurios sobre los rincosaurios, dicinodontes y cinodontes, se explicaba segn un modelo competitivo. Se presuma que la posicin vertical de los dinosaurios, y otras supuestas ventajas, les permiti vencer a otros animales del Trisico y provocar su extincin.

Hace unos 225 millones de aos se produjo una gran crisis, alrededor de cinco millones de aos despus de los dinosaurios pequeos. Numerosos grupos de animales perecieron en la tierra y en el mar como consecuencia de una gran alteracin climtica o por alguna otra catstrofe.

Existen pruebas de que los vegetales experimentaron importantes trastornos evolutivos en torno a esta poca, y es posible que los rincosaurios y los dicinodontes se extinguieran cuando desaparecieron los vegetales que constituan su fuente de alimentacin. De todos modos, se produjo una extincin masiva hasta 225 millones de aos. Una extincin masiva es la desaparicin de un amplio corte transversal de grupos vegetales y animales en un perodo relativamente breve.

En ese momento se extinguieron alrededor de una docena o ms de grupos de reptiles, incluyendo varios muy significativos, como los rincosaurios, los dicinodontes, los etosaurios y diversos grupos de cinodontes y tecodontos. De este modo quedaron numerosos espacios vacos en la ecologa y en los posibles estilos de vida de las plantas y animales terrestres, con lo cual los grupos sobrevivientes tuvieron grandes oportunidades para ocupar y llenar estos espacios.

Los escasos dinosaurios primitivos, que antes de la extincin masiva nunca llegaron a representar ms del uno o dos por ciento dentro de sus comunidades, prosperaron hasta ocupar el cincuenta por ciento, o ms, al cabo de unos pocos millones de aos. Este modelo explicativo del xito de los dinosaurios, su adaptabilidad y el oportunismo para ocupar ecoespacios vacos, es muy diferente del antiguo modelo competitivo. Ya no se propone una batalla a largo plazo, en la cual se enfrentan los grupos enteros, los unos contra los otros, de forma global. Los dinosaurios tuvieron la fortuna de llegar en el momento oportuno, y aprovecharon la ocasin. Sin embargo, no cabe duda de que el elemento competitivo tambin desempeo un papel. Los pequeos dinosaurios del tipo de Lagosuchus contaban con una posicin erguida eficaz, con todas sus ventajas, y eran carnvoros giles, capaces de perseguir a gran variedad de presas. As como los mamferos aprovecharon la oportunidad y sustituyeron a los dinosaurios, despus de su extincin, alrededor de 160 millones de aos despus, es probable que los dinosaurios deban un 95 por ciento de su xito al hecho de estar en el lugar adecuado en el momento preciso, y un cinco por ciento a sus atributos competitivos. Por qu no prosperaron los mamferos hace 225 millones de aos? Sus antepasados prximos, los cinodontes, ya estaban presentes sobre la Tierra. Los dinosaurios se impusieron en primer lugar y llegaron a alcanzar un tamao considerable, mientras los primeros mamferos no eran ms grandes que un ratn. Mientras los dinosaurios dominaron la Tierra, estos pequeos mamferos primitivos no podan oponrseles; por tanto, no superaron el tamao de un gato hasta que los dinosaurios estuvieron extintos. Inmediatamente despus de la extincin masiva de dicinodontes, rincosaurios, etosaurios y dems, transcurrieron algunos millones de aos de evolucin rpida mientras aparecan grupos nuevos para ocupar los ecoespacios que haban quedado vacos. Haba lugar para los herbvoros de todos los tamaos, y para los carnvoros de tamao mediano, para que persiguieran las resto de los animales supervivientes. Las rauisuquios superaron la extincin masiva y se convirtieron en los carnvoros ms importantes durante otros 17 millones de aos. Una segunda extincin masiva, que se produjo durante duran el Trisico superior, hace 208 millones de aos, fue testigo del final de los rauisuquios y los fitosaurios, los ltimos tecodontos, as como de algunos cinodontes y otros grupos. Los dinosaurios, que ya se haban impuestos como herbvoros entre medianos y grandes, y carnvoros entre pequeos y medianos, volvieron a adaptarse, mientras aparecan en escena nuevos herbvoros especializados, adems de otros carnvoros ms grandes. Ente perodo de perturbacin del Trisico superior, interrumpido por dos extinciones masivas, presenci no slo la expansin en dos fases de los dinosaurios hasta ocupar una posicin de predominio sobre la tierra, sino tambin la de otros grupos importantes de vertebrados, es decir, animales provistos de columna vertebral. Las tortugas, los esfenodntidos que son unos animales similares al lagarto, los pterosaurios, los cocodrlidos y los mamferos primitivos proceden de esta poca. Sin duda, en una escala ms amplia, este episodio en la prolongada historia de la evolucin de los vertebrados representa una transicin fundamental entre los grupos ms antiguos y la aparicin de muchos nuevos grupos que todava persisten en nuestros das.

Recapitulando: Que es un Dinosaurio ?

Es difícil definir la palabra dinosaurio, ya que carece de sentido científico. Cubre dos órdenes distintos de animales Saurisquios y Ornitisquios, tan relacionados entre sí como lo están con los desaparecidos pterosaurios y con los cocodrilos.

Se considera que estos cuatro órdenes -Saurisquios, Ornitisquios, Pterosaurios y Cocodrilos- forman un grupo superior, el de los Arcosaurios, o reptiles predominantes. Los Arcosaurios se desarrollaron a partir de un grupo de reptiles de periodo Triásico denominados Tecodontos. Eran bastante parecidos a los lagartos o cocodrilos, pero se diferenciaban de los otros reptiles por tener cada diente de las mandíbulas encajado en su correspondiente alveólo, en vez de saliendo directamente del hueso de la mandíbula.

Puede parecer un aspecto de importancia secundaria, pero es lo que distingue a los tecodontos de otros grupos de reptiles. Por su parte, los tecodontos formaban un grupo muy variado; quizás el más típico fuera una criatura de aspecto parecido al de un lagarto, llamado Euparekia, que medía sesenta centímetros, tenía cuatro patas, y que cuando se movía con rapidez era capaz de elevarse sobre las extremidades traseras y correr a través de las arenas del desierto. Su apariencia física debía de ser como una versión en miniatura de los grandes dinosaurios bípedos que aparecieron posteriormente.

De los tecodontos se desarrollarían el grupo de los cocodrilos, que han sobrevivido hasta ahora desde tiempos tan remotos, y el de los pterosaurios, o reptiles voladores. También desarrollaron a partir de ellos los saurisquios y los ornitisquios.
Aunque a primera vista el Euparekia fuera semejante a los dinosaurios pequeños, difería de ellos en un aspecto fundamental: las patas, al igual que otros reptiles, todavía surgían de sus costado. Los saurisquios y ornitisquios las tenían justo debajo del cuerpo, como los mamíferos, por lo que las extremidades de estos dos grupos podían soportar el peso de cuerpos mucho mayores. Los lagartos no habrían podido aumentar mucho de tamaño, ya que la posición lateral de sus patas, que les confería su peculiar postura reptadora, no era la más adecuada para soportar el peso del cuerpo que pendía entre ellas.
Un dinosaurio, por el contrario, podía ser muy pesado, dado que su cuerpo estaba colocado encima de las patas y por tanto el peso se transmitía verticalmente a través de ellas. Imaginemos el pesado cuerpo de un elefante, soportado por unas patas situadas lateralmente: el animal se desplomaría! Fue la adecuada disposición de las extremidades la que permitió crecer enormemente a algunos dinosaurios. Los saurisquios y ornitisquios diferían entre sí en la forma de los huesos de la pelvis.

Los primeros tenían un cinturón pélvico compuesto, en su parte superior, por un par de huesos planos-el ilión- que se unían a la columna vertebral. Del lugar donde encajaban los huesos de las extremidades inferiores, salían hacia abajo un par de huesos inclinados hacia atrás-el isquión-, y otro par de huesos inclinados hacia delante-el pubis. Los primeros saurisquios eran carnívoros. Andaban sobre dos patas; de esta forma podían emplear sus extremidades superiores para capturar a sus presas. Cuando descansaban, el fuerte hueso púbico servía de apoyo al cuerpo. De estas criaturas se desarrollaron los saurisquios herbívoros. Dado que para alimentarse de vegetales es necesario tener un intestino mucho mayor que el necesario para alimentarse sólo de carne, el cuerpo también debe desarrollarse. Asi pues los herbívoros contaban con un pesado cuerpo sobre la pelvis, demasiado pesado para ser sustentado sólo por dos patas; por ello, estos animales adoptaron necesariamente la posición cuadrúpeda. Los huesos de la pelvis de los ornitisquios estaban organizados de manera diferente. El ilión y el isquión estaban en la misma posición, no así los huesos del pubis, que se extendían paralelamente a los dos huesos isquión. Este cambio supuso un gran salto en el desarrollo evolutivo de la estructura de la pelvis. Dado que todos los ornitisquios eran herbívoros y tenían un enorme vientre, la nueva estructura de la pelvis les proporcionaba suficiente espacio libre para pender entre las extremidades inferiores. De este modo los ornitisquios podían alimentarse de vegetales y equilibrar su peso sobre sus patas traseras. Otra diferencia entre saurisquios y ornitisquios está en la estructura del cráneo: el de los ornitisquios contaba con un hueso extra-el predentario- en su mandíbula inferior, que sustentaba un pico con una protuberancia.

CLASIFICACION DE LOS DINOSAURIOS - REPTILES TERRESTRES - FOSILES
Dinosaurio es un término colectivo que agrupa a dos órdenes de reptiles mesozoicos, los SAURISCHIA y los ORNITHISCHIA. Se diferencian por una serie de caracteres, incluyendo la naturaleza de la pelvis. Los dinosaurios aparecieron al final del Triásico y fueron los terápodos dominantes del Jurásico y del Cretácico. Su antecesor es un grupo triásico, los TECODONTOS, que también dieron lugar a los cocodrilos, los reptiles voladores y las aves. Eran reptiles pequeños y delgados, con dientes afilados, bípedos con los miembros delanteros más cortos, aptos para atrapar. Los dos órdenes de dinosaurios son los siguientes:
SAURISCHIA (SAURISTIQUIOS)
Incluyen formas carnívoras bípedas, los TERÓPODOS, y otros herbívoros y cuadrúpedos, los SAURÓPODOS Y los SEGNOSAURIOS que a veces son agrupados con los ornistiquios depende de la clasificación
Terópodos
Saurópodos
Del Triásico Superior al Cretácico. Abarcan formas pequeñas, que debido a su constiytución podrían efectuar movimientos rápidos, hasta los mayores animales terrestres predadores que han existido. Uno de ellos, el TYRANNOSAURIUS , era una forma del Cretácico que medía unos cinco metros de altura, con un craneo macizo de un metro de longitud. Las mandíbulas estaban provistas con dientes en forma de puñal, adaptados a rasgar carne de grandes animales. Las extremidades anteriores eran demasiado cortas para alcanzar la boca.
Jurásico y Cretácico. Cuello y cola extremadamente largos, y el cuerpo, relattivamente corto y voluminoso. Patas robustas columnares, con pies tan anchos como los del elefante. Cráneo muy pequeño, sólo de 60 centímetros en el DIPLODOCUS , y la capacidad cerebral, extraordinariamente pequeña.
ORNITHISCHIA (ORNISTIQUIOS)
Dinosaurios herbívoros que incluían formas bípedas, los ORNITÓPODOS, y formas cuadrúpedas, como los ESTEGOSAURIOS y los CERATOSAURIOS. Herbivore dinosaurs that included biped forms, the ORNITÓPODOS, and quadruped forms, as the ESTEGOSAURIOS and the CERATOSAURIOS.
ORNITÓPODOS.
ESTEGOSAURIOS.
CERATOSAURIOS

Jurásico Superior-Cretácico. El IGUANODON es uno de los mejor conocidos. De aspecto similar al de un canguro, de unos 4,5 metros de altura, con pico córneo y grandes dientes afilados en las mandíbulas. Huellas similares a las del avestruz

Del Periodo Jurásico principalmente. El STEGOSAURIUS tenía dos filas de placas óseas eréctiles a lo largo del dorso y pares de pinchos en su cola rechoncha.
Aparecieron en el Cretácico Superior. El TRICERATOPS tenía un reborde óseo que se proyectaba por detrás del cráneo y le colgaba sobre la nuca, y cuernos óseos como los de un rinoceronte en la parte delantera.
ORDEN DE LOS ORNISTIQUIOS (ORNITHISCHIA)
ornitópodos
hipsilofodóntidos hadrosáuridos,
camptosáuridos tescelosáuridos
lambeosáuridos heterodontosáuridos
driosáuridos iguanodóntidos
tireóforos
escelidosaurios escutelosáuridos
escelidosáuridos
estegosaurios huayangosáuridos
estegosáuridos
anquilosaurios nodosáuridos
anquilosáuridos
marginocéfalos
paquicefalosaurios chaoyungosáuridos
paquicefalosáuridos
homalocefálidos
ceratopsios protoceratópsidos
ceratópsidos
psittacosáuridos
fabrosáuridos
ORDEN DE LOS SAURISQUIOS ( SAURISCHIA - SAURISTIQUIOS)
SUBORDEN DE LOS TEROPODOS - FAMILIAS
herrerasaurios
estauricosáuridos herrerasáuridos
celurosaurios
celofísidos halticosáuridos celúridos noasáuridos
arqueopterígidos compsognátidos avisáuridos
deinonicosaurios
dromeosáuridos tericinosáurido troodóntidos
ornitomimosaurios
ornitomímidos garudimímidos deinochéiridos
ovirraptorosaurios
avimímidos cenagnátidos ovirraptóridos ingénidos
carnosaurios
megalosáuridos eustreptospondílidos torvosáuridos alosáuridos
abelisáridos ceratosáuridos barioníquidos espinosáuridos
driptosáuridos tiranosáuridos oblisodóntidos itemíridos
SUBORDEN DE LOS SAUROPODOMORFOS
SUPERFAMILIAS DE LOS PROSAUROPODOS
SUPERFAMILIA DE LOS SAUROPOS
anchisáuridos vulcanodóntidos
plateosáuridos cetiosáuridos
blicanasáuridos barapasáuridos
melanorosáuridos braquiosáuridos
yunanosáuridos chubutisáuridos
camarasáuridos
titanosáuridos
diplodócidos
euhelopódidos
dicreosáuridos
ORDEN DE LOS SEGNOSAURIDOS
segnosáuridos
enigmosáuridos
Nanshiungosaurus

 

La Caida de los Dinosaurios
La naturaleza, en sus millones de años de evolución continua, había logrado un estado de equilibrio perfecto, basado en la total interdependencia de sus componentes biológicos. La pirámide ecológica con propiedad era tal, y no existía el hombre como elemento perturbador. Cada ser viviente dependía totalmente de su medio ambiente y era de esperarse que cualquier alteración en él, provocara inevitablemente cambios radicales. Como ha ocurrido durante toda la evolución, la base del sistema eran los vegetales. La gran humedad, junto con la abundante radiación solar, permitieron a estos extenderse por todo el planeta, desde el mismo instante en que la primera semilla germinó en tierra firme. Tanto alimento disponible, estimuló el rápido desarrollo de los herbívoros quienes, según hemos visto, alcanzaron enormes tamaños. Tras ellos aparecieron los grandes carnívoros, ocupando la cúspide del ecosistema. En el mar ocurría otro tanto. El fitoplacton, principal productor del oxígeno atmosférico, sostenía a la gran cadena ecológica que abarcaba desde el diminuto zooplacton hasta los grandes ictiosaurios y plesiosaurios, pasando por peces y moluscos. Todo parecía indicar que, de mantenerse las condiciones del medio ambiente mesozoico, aquella gama de seres vivientes hubiese continuado su carrera evolutiva en forma exitosa.

En el caso específico de los dinosaurios, los científicos hablan de la increíble posibilidad de que una especie, el trodón hubiese podido evolucionar hacia una forma de vida inteligente. Este "saurio sapiens" estaría hoy sin duda ocupando nuestro sitial como especie dominante. Pero para desgracia de los dinosaurios (y fortuna nuestra), las delicadas condiciones climáticas y ambientales que imperaban en la era secundaria, variaron bruscamente en el cretácico tardío, tornándose aparentemente hostiles a los reptiles y favorable, en cambio, a los animales pequeños, menos especializados y de sangre caliente, que compartían su hábitat.

¿Cuales fueron estos cambios? A estas alturas conviene recordar que desde que surgió la vida en la tierra, los procesos de extinción y el reemplazo de las especies por otras nuevas han sido fenómenos constantes a lo largo de toda la historia evolutiva. Sin embargo, lo sorprendente de la extinción de los dinosaurios, es que no sólo ellos se extinguieron, sino también otros 16 altos taxones, que incluyeron animales terrestres y acuáticos, macro y microscópicos. Por lo demás, todos ellos desaparecieron simultáneamente y en un lapso muy corto de tiempo (hablando en términos geológicos). Fue sin duda una situación atípica, pero no nueva en la historia de la vida.

En efecto, registros de por lo menos 5 extinciones masivas y repentinas se han encontrado en los estratos rocosos de diversas épocas: a finales del Ordovícico (430 millones de años), Devónico (345 millones de años), Pérmico (225 millones de años), Triásico (195 millones de años) y el que nos ocupa, a finales del Cretácico (65 millones de años). Algunos científicos creen ver una cierta tendencia cíclica en el desarrollo de tales acontecimientos y especulan con la probabilidad de que dicha catástrofe vuelva a ocurrir en algún momento remoto. En seguida veremos por qué.

Hasta 1980 existía menos consenso general sobre la causa de la extinción de los dinosaurios que ahora, y al respecto se barajaban diferentes hipótesis. Estas incluían explicaciones físicas y de orden biológicas, a saber:

1) Aumento exacerbado del volcanismo por un periodo prolongado de tiempo (quizá 1 millón de años) que habría arrojado millones de toneladas de gases tóxicos, como el dióxido de carbono y grandes nubes de hollín a la atmósfera, con lo cual se produjo su contaminación y una disminución de la radiación solar (y por ende un descenso en la temperatura global), lo que habría sido letal para animales y vegetales.

2) Un desequilibrio en la cadena alimenticia provocado por un aumento exagerado de las especies depredadoras en desmedro de los herbívoros.

3) El desarrollo de plantas venenosas que acabaron con la población de herbívoros e indirectamente con el resto de la ecología.

4) Cambios en la morfología y estructura de la superficie terrestre, con terremotos y maremotos, surgimiento de nuevos mares y hundimiento de tierras emergidas, lo cual habría afectado, además, las condiciones climáticas. De hecho, se sabe que muchos de estos sucesos efectivamente ocurrieron a finales del período cretácico, pero ¿habrán sido de suficiente magnitud como para acabar con los seres vivientes, tanto del mar como de los continentes?

5) La radiación cósmica letal proveniente de la explosión de alguna estrella vecina al sistema solar, una supernova. Esta radiación habría aumentado de manera considerable la tasa de mutaciones en el material genético, produciendo individuos inviables o incapaces de perpetuar a sus respectivas especies.

6) El aumento en número y diversidad del nuevo y emergente grupo de animales que surgieron casi simultáneamente con los dinosaurios, pero supuestamente mejor adaptados para competir por los nichos ecológicos del ecosistema: los mamíferos.

7) El gigantismo de los dinosaurios se pudo deber a alguna patología endocrina. Esto habría hecho insoportable el peso de sus cuerpos para la columna vertebral y habrían sufrido además, de continuos infartos. Pero esto no explica la desaparición de las especies pequeñas, ni menos, de la flora y fauna microscópica.

8) La desproporción entre sus cuerpos y el tamaño de sus cerebros, se habrían tornado incompatible con el control total de sus funciones, facilitando trastornos nerviosos que habrían propiciado suicidios colectivos. Si bien es cierto, se sabe que el cerebro de algunos dinosaurios era extremadamente pequeño para el tamaño de sus cuerpos, los paleontólogos de hoy, consideran que tal situación era inherente, justa y proporcionada a las necesidades y situaciones problemáticas, como la búsqueda de alimento, que debían resolver.

9) La transmisión de enfermedades infecciosas a través de las nuevas rutas de migración que surgieron tras el cambio en la morfología de la corteza terrestre. Hay que recordar que muchas especies evolucionaron aisladas en ecosistemas propios, logrando una convivencia armoniosa con sus microorganismos parásitos. Y al migrar, los llevaron consigo contagiando a las otras especies con las que entraron en contacto, las cuales carecían de las defensas inmunológicas para enfrentarlos. Estos gérmenes habrían sido transportados probablemente por los animales más grandes, ya que eran capaces de recorrer distancias mayores. Esto concuerda con la evidencia fósil que muestra una desaparición de las especies más grandes de dinosaurios y no así de las pequeñas, que persistieron por mucho más tiempo. Partidario de esta idea es el célebre paleontólogo norteamericano Robert T. Bakker.

10) La combinación, poco probable, de una o dos de las circunstancias nombradas anteriormente, como el volcanismo y la radiación cósmica. Sin embargo, de las hipótesis expuestas hasta aquí, ninguna cuenta con evidencias directas que le otorguen pleno respaldo.

La Extincion: La Teoria del Impacto Meteoritico

En la prestigiosa revista Science, de junio de 1980, apareció un histórico artículo titulado “Causa extraterrestre para la extinción Cretáceo-Terciaria”(1). Sus autores fueron los geólogos Luis Alvarez, su hijo Walter y Frank Asaro, académicos de la Universidad de Berkeley, (California), junto a Helen Michel del laboratorio Lawrence Berkeley.

Alvarez y su equipo, explorando los estratos geológicos que dividen el período Cretácico y la era Terciaria (que marca el momento de la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años) encontraron una concentración de metales platínicos (platino, iridio, osmio, rodio) particularmente alta en comparación con otros estratos fuera de este límite. Sus mediciones realizadas en diferentes lugares del globo muy distantes entre sí (Italia, Dinamarca y Nueva Zelandia,) arrojaron niveles de 30, 160 y 20 veces superiores al basal. En esa época, ya era ampliamente conocido el hecho de que estos metales, en particular el iridio, son muy abundantes en los cuerpos celestes como asteroides y meteoritos, y a la vez muy escasos en la corteza terrestre. Esto último, debido a que el iridio es un elemento de alto peso específico y durante la formación de la tierra, donde los bombardeos de meteoritos ocurrían con mayor frecuencia, este elemento se hundió al interior, en medio del mar de magma y roca fundida que era la superficie terrestre en aquél génesis lejano.

Para explicar esta concentración excepcionalmente alta de estos metales en ese estrato en particular, hoy llamado límite KT (de Kreite, Cretácico en alemán), Alvarez y sus colegas propusieron una hipótesis audaz. En el resumen de su trabajo, se lee:“El impacto de un gran asteroide con la tierra, pudo haber inyectado sobre 60 veces la masa de este objeto a la atmósfera como roca pulverizada; una fracción de este polvo pudo permanecer en la estratosfera por varios años, abarcando todo el mundo. La oscuridad resultante debió suprimir la fotosíntesis y las esperables consecuencias biológicas concuerdan completamente con las extinciones observadas en el registro paleontológico”.Además, de acuerdo a la concentración de iridio que se encontró, se aventuraron a calcular el tamaño de este hipotético asteroide: unos 10 (+/- 4) kilómetros de diámetro.

Este trabajo pionero, marcó el punto de partida para una serie de investigaciones similares a lo largo de las dos décadas siguientes, en las que participaron un gran número de científicos. Estos nuevos estudios confirmaron la presencia de cantidades altas de iridio dentro del límite KT en diversas partes del mundo, así como nuevas evidencias a favor de una colisión con un cuerpo celeste. En España y Haití, por ejemplo, se descubrió la presencia de una capa de arcilla rojiza que contenía microtectitas. Esta sustancia se forma cuando la roca basáltica es fundida y enfriada rápidamente. Se presume que la energía del impacto fundío la roca y la lanzó al espacio en forma de microtectitas, las que al caer, se depositaron nuevamente. El enfriamiento, precoz, sólo podría ocurrir si las rocas basálticas se localizaran en las profundidades del océano lo cual señalaría que el choque tuvo lugar en el mar.

Otra evidencia sugerente consiste en la existencia, dentro del límite KT de una capa obscura de hollín. Su presencia indicaría que, en ese entonces, tuvieron lugar grandes incendios forestales, ocasionados posiblemente, por las ondas de calor generadas en la colisión. Por otra parte, estudios realizados en las hojas fósiles de la vegetación de Wyoming, revelaron que todas las especies vegetales terrestres y marinas murieron aproximadamente al mismo tiempo por congelamiento.

Si la extinción de los dinosaurios y otras especies contemporáneas se debió al impacto de un gran cuerpo celeste, debía existir alguna “cicatriz” en la superficie terrestre que diera cuenta de tal impacto. Un cráter de grandes proporciones debería haber permanecido desde entonces, a menos que fenómenos tectónicos como la deriva continental hayan borrado todo rastro. Así reflexionaba el mismo Alvarez diez años después, en 1990 tras no encontrarse la evidencia directa del impacto.

 

Cenozoico: La Era de los Mamiferos - La Era de los Hominidos

Es muy probable que la aparición de los mamíferos en la Tierra ocurriera al principio de la era mesozoica. En esta época había un grupo de reptiles que poseían características de mamíferos; eran muy frecuentes desde el periodo pérmico al triásico y se conocen como el grupo de los Terápsidos.

Con el tiempo, dieron lugar a distintas ramas evolutivas en las que fueron apareciendo rasgos típicos de mamíferos al mismo tiempo que se entremezclaban con los reptilianos. Esto sucedió hace unos 180 millones de años, a finales del triásico, momento en el cual declinaron, dejando una línea de descendientes que no resurgiría hasta después de 100 millones de años, durante los cuales los grandes reptiles predominaron en la Tierra. Los primeros fósiles correspondientes de forma definitiva a un mamífero fueron encontrados en rocas del jurásico. Durante este periodo existían ya cinco órdenes distintos de mamíferos. Uno estaba compuesto por mamíferos pequeños similares a roedores, que tenían características dentales típicas de estos animales, pero se extinguieron durante el eoceno. Un segundo orden consistía en mamíferos pequeños y carnívoros, con molares de tres cúspides y que también se extinguieron antes de finalizar el eoceno.

El tercer grupo estaba formado por mamíferos del tamaño de una rata o un topo; tenían un régimen alimentario insectívoro y casi con toda seguridad los podemos identificar como los antecesores de los mamíferos actuales. Tras la desaparición de los grandes reptiles al final de la era secundaria, esta línea evolutiva se desarrolló con éxito durante la era terciaria, que se conoce por este motivo como era de los mamíferos.

No hay restos fósiles que representen a los monotremas. Los primeros fósiles de marsupiales y mamíferos placentarios fueron encontrados en rocas que datan del periodo cretácico. Parece ser que los marsupiales no tuvieron éxito en la competición con los placentarios y, al principio del eoceno, sólo estaban representados por la familia del oposum (o zarigüeyas) en Norteamérica, por varias familias en Sudamérica y por otras tantas en Australia. Los fósiles más primitivos que se conservan de los placentarios se encontraron en el oeste de América del Norte y en Europa occidental; parece que este grupo se originó a finales del periodo cretácico y, según indica el registro fósil, se extendió después con rapidez durante todo la era terciaria para formar el grupo actual de los mamíferos. Los insectívoros, grupo considerado como el orden más primitivo de mamíferos placentarios, son muy similares en aspecto a los primeros fósiles de placentarios.

Clasificación Científica
 Existen diferentes formas de clasificar a los mamíferos. Una de las más habituales es aquella que divide la clase de los Mamíferos (cerca de 4.600 especies vivas), en tres subclases: la de los Prototerios o mamíferos que ponen huevos; la de los Metaterios, mamíferos marsupiales; y la de los Euterios o mamíferos placentarios. Los monotremas incluyen a los equidnas y a los ornitorrincos. El grupo de los marsupiales incluye al oposum del continente americano y a muchos mamíferos australianos, como los canguros y los coalas.

Los mamíferos placentarios comprenden la mayoría de las especies de mamíferos y suelen dividirse en 17 órdenes: 1) Insectívoros, formados por mamíferos de tamaño pequeño como las musarañas, los topos, los tenrecs y los erizos; 2) Dermópteros, cuyos únicos representantes son los colugos; 3) Quirópteros, son los murciélagos; 4) Carnívoros, que comprenden a los félidos, los vivérridos (ginetas, civetas y mangostas), los cánidos (perros, zorros, lobos y coyotes), las hienas, los mapaches, los osos, los mustélidos (comadrejas, martas, nutrias, tejones y mofetas) y los pinnípedos (focas, leones marinos y morsas); este último grupo en ciertas clasificaciones constituye un orden aparte; 5) Macroscélidos, son las musarañas elefante; 6) Primates, que incluyen a las musarañas arborícolas o tupayas, a los lemures, a los loris, a los tarseros, a los monos, a los simios y a los humanos; 7) Edentados, formado por los armadillos, los perezosos y los osos hormigueros; 8) Folidotos, los pangolines; 9) Tubulidentados, los oricteropos; 10) Roedores, compuesto por las ardillas, los castores, las ratas de abazones, los ratones, las ratas, las ratas topo, los lirones, los jerbos, los puercoespines, los conejillos de indias y las chinchillas; 11) Lagomorfos, que incluyen los conejos, las liebres y las picas; 12) Sirénidos, los manatís y los dugones; 13) Cetáceos, las ballenas, las marsopas y los delfines; 14) Hiracoideos, los damanes; 15) Artiodáctilos, que incluyen los cerdos, los hipopótamos, los camellos, las llamas, los tragúlidos, los ciervos, las jirafas, los berrendos, el ganado vacuno, los antílopes, las cabras y las ovejas; 16) Perisodáctilos, que está formado por los caballos, los rinocerontes y los tapires, y 17) Proboscídeos, los elefantes.

¿Qué son los Mamíferos?

Nombre común que se aplica a cualquier animal de sangre caliente (más apropiado es el término homeotermo, es decir, que la temperatura corporal permanece constante independientemente de las condiciones ambientales), que pertenece a la misma clase que el ser humano y que tiene las siguientes características: el cuerpo recubierto de una cantidad variable de pelo, posee glándulas mamarias y la cavidad corporal está dividida en dos partes (cavidad torácica y cavidad abdominal) por medio de una membrana musculosa denominada diafragma, la cual desempeña un papel muy importante en la respiración. Muestran además gran desarrollo de su sistema nervioso, sobre todo la parte frontal del encéfalo, con la formación de una corteza cerebral que se ha traducido en un desarrollo mayor de la inteligencia; por otro lado, sólo tienen un único arco aórtico del corazón en el lado izquierdo del cuerpo, la existencia de una articulación especial entre el hueso de la tibia y los huesos del tarso en el tobillo, y el hecho de tener tres huesecillos auditivos (martillo, yunque y estribo) en el oído medio. Por último, la mandíbula, que en los mamíferos está compuesta por un solo hueso, el maxilar inferior o dentario, que se articula con el hueso escamoso de la mandíbula superior. La mayoría de los miembros del grupo tienen cuatro extremidades que pueden adaptarse a la natación (como en las focas) o al vuelo, como las alas de los murciélagos. Por el contrario, otros mamíferos sólo tienen un par de extremidades y, en algunos casos, se han reducido hasta convertirse en apéndices vestigiales (como es el caso de las ballenas) o se han perdido para siempre, como en la vaca marina. Todos los mamíferos, excepto los monotremas (ponen huevos), paren crías vivas (viviparismo), que pasan las primeras fases de su desarrollo embrionario dentro de una cavidad del cuerpo de la madre. Algunos mamíferos nacen en un estado bastante indefenso, mientras que otros son capaces de andar e incluso correr al poco tiempo de nacer. El tamaño de los mamíferos varía mucho: el más grande es el de la ballena azul que suele medir más de 30 m de longitud, y los más pequeños (como algunas especies de musarañas, ratones y murciélagos) no llegan a los 5 cm de largo, sin incluir la cola.

Anatomía

La capa exterior de los mamíferos es la piel, que es un órgano elástico y flexible. Se renueva continuamente, suele tener una cantidad variable de pelo y cumple diversas funciones: actúa como capa protectora ante daños de tipo mecánico, evita la invasión de gérmenes y regula la pérdida de calor y humedad del cuerpo. En muchos mamíferos, el color de la piel o del pelo se confunde con el entorno donde habita el animal, de manera que le ofrece camuflaje y protección frente a los depredadores. Otras veces existe un gran contraste, lo cual favorece la comunicación visual y proporciona información sobre la identidad de la especie, el género, la edad o el posición jerárquica o social de un individuo. La piel también funciona como un órgano sensorial y excretor, pues contiene diferentes tipos de glándulas especializadas, como las glándulas mamarias. Son estructuras derivadas de glándulas dérmicas y son las productoras de la leche de la que se alimentan las crías de los mamíferos después de nacer. La existencia de estas glándulas da nombre a toda la clase (clase Mamíferos). Su estado de desarrollo es completo en todas las hembras adultas, y se encuentran en estado rudimentario en la mayoría de los machos y de las hembras inmaduras.

Otras estructuras importantes de la piel son las glándulas sudoríparas. Se hallan presentes en casi todas las especies de mamíferos terrestres, aunque están ausentes en algunas, como son la rata topo de El Cabo o el oso perezoso de dos dedos. Los mamíferos acuáticos (las ballenas, los delfines y las vacas marinas) carecen de glándulas sudoríparas. Éstas se encuentran situadas en la base de los pelos, excepto en aquellas regiones de la piel que bordean las membranas mucosas, como son las que rodean los labios o las de los genitales; sin embargo, muchos mamíferos tienen pocas de estas glándulas en estado funcional, tal y como sucede en los gatos y perros, donde sólo las glándulas de las plantas de los pies son funcionales. Las glándulas sudoríparas tienen una importancia fundamental en la regulación de la temperatura del cuerpo. Otro tipo de glándulas presentes en los mamíferos son las glándulas sebáceas, que producen una secreción grasienta útil para impermeabilizar el pelaje (sobre todo en las especies acuáticas). Una modificación de aquellas origina otra clase de glándulas que se encargan de producir diferentes tipos de olores: las glándulas odoríferas. El sentido del olfato suele ser de vital importancia para muchos mamíferos y por lo tanto no es de extrañar que estas glándulas estén situadas en casi cualquier zona del cuerpo. Con los olores, los individuos se comunican entre ellos, bien para atraer y mantenerse juntos (por ejemplo en la atracción sexual), bien para separarse (por ejemplo el marcaje del territorio).

En cuanto a los sentidos de la visión y del oído, se puede comprobar con facilidad que también tienen sus receptores específicos situados en la piel. Todos los mamíferos tienen dos ojos y la visión binocular, esto ayuda en la percepción de la imagen y en la apreciación de la distancia; la imagen se forma en los dos ojos desde puntos de vista ligeramente distintos y se superponen para dar una única imagen al integrarse en el cerebro. El grado de visión estereoscópica varía de unos mamíferos a otros. Otra característica del sentido de la vista es que la mayoría de los mamíferos son casi ciegos en la apreciación del color, pues los conos (que son las células nerviosas del ojo sensibles al color) son muy escasos en número. Respecto al sentido del oído, la expresión externa de éste lo constituye el pabellón auditivo u oreja, que es un mecanismo de recepción y ampliación de las ondas sonoras, las cuales serán transformadas en impulsos nerviosos para ser recibidas por el cerebro. Al evolucionar los mamíferos, dos de los huesos que formaban la articulación mandibular, el cuadrado y el articular, disminuyeron de tamaño y fueron arrastrados al interior del oído medio para formar, junto con el hueso llamado estribo, los huesecillos auditivos anteriormente mencionados; el articular pasó a ser el martillo y el cuadrado se convirtió en el yunque. En los mamíferos terrestres y arborícolas, las orejas son estructuras bien visibles de constitución cartilaginosa, mientras que en los mamíferos acuáticos, como por ejemplo las ballenas, son simples orificios abiertos al exterior.

Los órganos internos de los mamíferos son los mismos tanto en la forma más primitiva como en la más compleja. Todos los mamíferos, las aves y algunos reptiles tienen el corazón dividido en cuatro cámaras, dos aurículas y dos ventrículos. Los glóbulos rojos carecen de núcleo después del nacimiento. Por último, el cuello consta de siete vértebras cervicales, con la excepción de las vacas marinas y ciertas especies de perezosos y osos hormigueros.

Distribución

La gran mayoría de mamíferos son animales terrestres y se han adaptado a vivir en una amplia variedad de hábitats distintos; se pueden encontrar mamíferos en desiertos, en tundras, en montañas o en bosques de la selva húmeda tropical. Dos órdenes de mamíferos placentarios y algunos géneros de un tercer orden, son acuáticos. Los monotremas están restringidos en su distribución a Australia, Tasmania y Nueva Guinea. Los marsupiales son dominantes en las mismas regiones que los monotremas, pero dos grupos de aquéllos son originarios del continente americano. Dos órdenes de mamíferos placentarios, los Quirópteros y los Roedores, están representados en todos los continentes, excepto en la Antártida. Los placentarios que existen en Australia son unas pocas especies de ratas, el perro salvaje o dingo y algunos murciélagos; el dingo es muy probable que fuera introducido por el ser humano.

Los primates son originarios de las regiones tropicales y subtropicales. Los insectívoros, los conejos, las liebres, los picas y los artiodáctilos se encuentran en todos los continentes, excepto Australia y la Antártida; los perisodáctilos son originarios de Eurasia, África y Sudamérica. Los perezosos, los armadillos, el tamandúa y los osos hormigueros sólo se encuentran en el continente americano. Los colugos están restringidos a la península de Malaysia, Indonesia, Borneo y el archipiélago de las islas Filipinas. Los pangolines se distribuyen en África y Asia. Los oricteropos son exclusivamente africanos. Dos especies de dos órdenes, los elefantes y los damanes, viven en Asia y África.

Reproducción
Todos los mamíferos tienen una reproducción sexual, por lo que es necesario la presencia de las células reproductoras sexuales (óvulos en la hembra y espermatozoides en el macho) para realizarse; éstas son las que contienen la información genética necesaria para que después de la fecundación (unión entre estas dos células), se origine un individuo completo con las características propias de la especie. Los órganos donde se producen estas células se denominan gónadas; las masculinas son los testículos y las femeninas los ovarios. Hay otras estructuras que intervienen en la reproducción: en las hembras los oviductos (canales que comunican el ovario con el útero), el útero (cavidad donde se desarrolla el embrión) y la vagina (canal de recepción del órgano copulador masculino); en los machos, el órgano copulador o pene que, en comunicación con los testículos, se encargará de transmitir los espermatozoides a la hembra a través de la vagina. En el caso de los mamíferos actuales más primitivos (los monotremas, que carecen de mamas y se reproducen por huevos), existe un oviducto conectado a un ovario en cada lado del cuerpo; la parte superior corresponde al útero y la inferior a la vagina de los demás mamíferos. Esta zona inferior desemboca en un tracto que también recibe la orina de la vejiga y juntos se abren a un orificio común, la cloaca. La transferencia de las células sexuales masculinas a la hembra se realiza por una simple yuxtaposición de las cloacas de ambos sexos. En el resto de los mamíferos dicha transferencia tienen lugar por medio de la introducción del pene del macho en la vagina de la hembra, proceso que se conoce con el nombre de cópula; después de la fecundación del óvulo, el desarrollo embrionario ocurre en una cavidad (útero), dentro del cuerpo de la madre. En el caso de los marsupiales, el periodo de gestación dura entre 10 y 15 días, las crías nacen en un estado prematuro y la mayoría de su crecimiento se realizará en la bolsa marsupial que tiene su madre. Una gran mayoría de mamíferos van a desarrollar una estructura especial llamada placenta, que consiste en una envoltura a través de la cual se alimenta el feto en desarrollo y también expulsa los productos de desecho. Las crías de mamífero nacen en un estado que no es lo suficientemente desarrollado como para que lleven una vida independiente, por lo que después del nacimiento recibirán los cuidados maternos durante un periodo de tiempo que varía según las especies.
EL ORIGEN Y EVOLUCION DEL HOMBRE

Desde que en las primeras décadas del siglo XIX los geólogos llegaron a la conclusión de la que tierra se formó a través de procesos muy lentos y continuos, durante períodos extraordinariamente largos, los paleontólogos empezaron a especular con la idea de que los restos fosilizados de animales que venían encontrándose desde hacía siglos debían tener una antigüedad mucho mayor de la que hasta entonces se les atribuía. Otras ciencias, como la física y la química, aportaron procedimientos cada vez más fiables para datar los hallazgos de los paleontólogos, y cuando en 1859 se publicó el origen de las especies de Darwin, se sentaron las bases del triunfo de la teoría evolucionista, según la cual los seres vivos actuales -incluido el hombre- son el resultado de la evolución de especies anteriores. A partir de entonces, la paleontología y la paleoantropología se fueron convirtiendo en unas ciencias biológicas que estudian no sólo la sistemática de los fósiles, sino su ecología, su distribución en el tiempo y en el espacio y evolución. Ese estudio y clasificación, también ha llevado a los científicos a estudiar las posibles secuencias de la evolución de los primates hacia los antropoides y de éstos hacia los homínidos. gracias a lo cual, se ha mostrado que hace unos dos millones de años estaban presentes en África oriental, representantes de los dos géneros de homínidos, Australopithecus y Homo.

Hoy estamos muy seguros, que desde los mamíferos más sencillos, diferentes especies han ido evolucionando, dando lugar a otras, hasta llegar al ser humano actual. Es la naturaleza la que por un proceso de ensayo-error va haciendo surgir nuevas especies con características diferentes a sus antepasados, logrando un perfeccionamiento cada vez mayor, seres más complejos, ordenados y sofisticados en algunos casos. Nuestro proceso evolutivo no es diferente al del resto de seres vivos. Formamos parte de un árbol que tiene en la base a unos mamíferos muy simples (Purgatorius), probablemente de aspecto similar a una rata de hoy día, y que cuenta en sus ramas con diferentes especies resultado de la evolución: una es la nuestra; el resto, parientes con un antepasado común.
Así, encontramos que las especies se han ido abriendo, adaptando a nuevas características del medio, y dando lugar a otras nuevas. A su vez, éstas pueden mantenerse, bifurcarse en otras o extinguirse. Esto da lugar a un árbol bastante amplio, como el de la figura 1. Todas las especies que hay en la parte superior, son los resultados actuales de esa evolución. Otras, están en un camino cortado. Son aquéllas que se extinguieron.

La humanidad actual es muy variable en apariencia, pero bastante homogénea en el plano estrictamente genético. Todos los individuos pertenecen a una única especie, Homo Sapiens, adaptada a vivir en los hábitats más dispares: llanura, montaña, selvas tropicales, áridos desiertos y gélidas regiones polares. Los instrumentos que en el curso de la historia evolutiva nos han permitido ampliar nuestra distribución geográfica y colonizar todo el planeta han, sido la tecnología y la cultura.

Según recientes clasificaciones basadas en las distancias genéticas, los monos antropomorfos africanos (chimpancé y gorila) y el hombre forman parte de la familia Hominidae. En este grupo, la especie moderna H. Sapiens y sus directos antepasados están reunidos en la subfamilia Homininae. Pero, en español, predomina la costumbre (que mantendremos) de llamar a estas últimas formas homínidos bípedos, o simplemente homínidos, conservando para tal conjunto el significado tradicional de agrupación de formas morfológicamente parecidas.

Considerando la escala temporal de las eras geológicas, el origen y evolución de los homínidos es un proceso histórico bastante reciente. Podemos fechar con una cierta certeza hace 4 millones de años los hallazgos de los más antiguos progenitores directos del hombre: los Australopitecinos, monos bípedos de rostro prominente que vivieron en las sabanas africanas. Los cálculos temporales sobre el origen del género Australopithecus, basados en el llamado reloj molecular (un método que permite fechar los procesos evolutivos analizando y confrontando la estructura de las moléculas), dan una época no muy distante de la que resulta de los fósiles: hace unos 6 millones de años.
Más tarde, los primeros homínidos del género Australopithecus, descendientes de grandes monos semi-arborícolas parecidos a los actuales chimpancés, se adaptaron a la vida en las vastas extensiones de sabana de África oriental y meridional, tuvieron un gran éxito evolutivo y se diversificaron con gran rapidez. Entre las adaptaciones realizadas, la más sorprendente (y determinante para el posterior desarrollo evolutivo del hombre) es, ciertamente, la adquisición de la locomoción bípeda y de la postura erguida. Sólo después se inició el progresivo desarrollo de la caja craneal y del cerebro que acompañaría a los progresos tecnológicos de los hombres del Paleolítico y al desarrollo de las propiedades intelectuales, de comportamiento y culturales típicas de nuestra especie.

Millones de años después de los primeros cambios africanos, aparecieron formas que ya pueden ser definidas como humanas. La variedad que había existido hasta entonces entre las diversas especies de homínidos desapareció, dando lugar a la evolución de una sola especie, Homo Erectus, responsable de la primera gran difusión geográfica desde el continente africano hacia Eurasia.
Hace un millón de años, el Homo Erectus ya había llegado a los límites más orientales del continente asiático; posteriormente, dirigiéndose hacia latitudes más septentrionales, logró colonizar también buena parte de los territorios de la Europa mediterránea y continental.

Línea evolutiva general

Después de esta amplia difusión, las poblaciones humanas, dispersas geográficamente y a menudo aisladas entre sí, protegidas por micro ambientes ya en cierto modo artificiales, se diferenciaron en tipos morfológicos locales, en variedades geográficas, en razas.
De esta forma surgieron homínidos difíciles de clasificar, con historias y destinos diferentes (como el hombre de Neandertal) y los primeros representantes de la especie moderna: Homo Sapiens.
Hace 100.000 años, hicieron su aparición los más antiguos representantes de nuestra especie, primero en África y después en los otros continentes. Estos hombres de aspecto moderno hicieron pronto cosas sorprendentes y nunca vistas anteriormente, caracterizándose por la rapidez de su evolución cultural. Los grabados que aún hoy se conservan en las paredes rocosas de las cavernas franco-cantábricas, en los abrigos de Tassili del Sahara central y en muchos otros lugares del mundo pueden ser considerados como presupuestos de ese particular sistema de representaciones simbólicas que, decenas de milenios después, se halla ahora ante nuestros ojos, archivado en forma de escritura en las pistas de un disco compacto.

OBTENCIÓN DE DATOS

Para comprender la evolución humana contamos con, además de nuestros conocimientos acerca de la evolución teórica, restos materiales que nos dan información de cómo era cada uno de los antecesores del hombre actual. Estos restos nos son proporcionados por la antropopaleontología.
Los científicos que la trabajan se dedican a buscar restos humanos fosilizados, así como del herramental que empleaban y los de los animales que se encontraban a su alrededor. De esta manera se pueden conocer datos como la morfología de la especie en cuestión, sus actividades y el momento del que datan.

Para la datación se emplean diferentes métodos. Uno aproximativo consiste en observar las especies animales del estrato. Si aparecen restos de especies ya datadas, se podrá calcular el intervalo de tiempo al que corresponde el hallazgo. Métodos más precisos son el del geomagnetismo, basado en las inversiones que en determinados momentos se han producido en el campo magnético terrestre y el momento en que se produjeron. Otro de los más utilizados es el de la radiometría, que se basa en la descomposición de isótopos radiactivos en otros más sencillos. Conociendo el tiempo de desintegración de los isótopos que van resultando y controlando su abundancia, se puede fechar un descubrimiento.

RASGOS FÍSICOS DESTACADOS

BIPEDACIÓN:

La mutación de la marcha cuadrúpeda a la bípeda necesita de una amplia remodelación de la arquitectura ósea y muscular del simio y en general de las proporciones de la mitad inferior del cuerpo. Los mecanismos para desplazarse son distintos, la mecánica del equilibrio es distinta, la función de los principales músculos es distinta: tuvo que transformarse todo un conjunto funcional para posibilitar un desplazamiento bípedo eficaz.

HIPOTESIS:

Lovejoy, un anatomista notable, un especialista en la mecánica y el origen del bipedismo afirma: los homínidos se transformaron en bípedos por alguna razón biológica concreta.
No fue para desplazarse mejor, porque el bipedismo es una forma inferior de desplazamiento. Tuvo que desarrollarse para llevar cosas.

Hay dos formas de verlo:

Los homínidos se transformaron en bípedos con el fin de liberar las manos para llevar cosas.
Con la postura bípeda, erguida, que se habría desarrollado por alguna razón, los homínidos podían llevar cosas. Lovejoy prefiere la primera de ambas posibilidades.

Otro de los argumentos de Lovejoy es que, dado que se requiere una reestructuración anatómica tan drástica para transformar a un cuadrúpedo en bípedo, un animal en pleno cambio evolutivo, todavía incompleto, sería un bípedo ineficaz: Durante este periodo, tuvo que producirse una ventaja reproductiva en aquellos que, en cada generación, caminaban erguidos con más frecuencia, a pesar de su ineficacia. Cuando un rasgo demuestra ser una ventaja selectiva tan potente, casi siempre tiene alguna consecuencia directa en la tasa de reproducción.

El argumento subsiguiente discurre más o menos así: los simios se reproducen lentamente, los nacimientos son muy espaciados, una vez cada cuatro años.

Si el simio bípedo pudo incrementar su eficacia reproductiva, procreando con más frecuencia, se encontraría con una ventaja selectiva global. Porque gran parte de la biología se debe al suministro de energía, y un rendimiento reproductivo mayor exige mayor energía en la hembra. Los machos representan un fondo inagotable de energía reproductiva. Si un macho suministra alimentos a una hembra, ésta tiene más energía disponible para la maternidad, y puede producir más descendencia.

Para aprovisionar a una hembra, un macho debe ser capaz de conseguir alimento y llevárselo. De ahí la necesidad del bipedismo, que libera brazos y manos para acarrear cosas.
Pero hay más, un macho no cometería la estupidez de abastecer a la hembra a menos de estar seguro de que los hijos son suyos. Un macho no gozaría de ventajas genéticas si ayuda a criar a los hijos de otro macho. Debe existir o crearse un vinculo entre macho y hembra, donde la hembra cesa de anunciar públicamente su celo sexual para hacerse constantemente atractiva a su pareja. Allí donde aparece la pareja monógama en otras especies de primates , el tamaño de los dientes caninos de los machos es muy reducido y similar al de las hembras. Es el caso de los simios menores monógamos de Asia, los gibones y los siamangas. Y también de los primeros humanos, decía Lovejoy. Y dijo que el tamaño del cerebro pudo empezar a crecer en un contexto social seguro y compacto.

Se trataba de una descripción muy completa, que explicaba no sólo el origen del bipedismo, sino también el aumento del tamaño cerebral y la aparición de la familia nuclear. Lovejoy señala que en estas parejas hay poca o ninguna diferencia en el tamaño de los dientes caninos, no hay dimorfismo canino. Pero también es cierto que en las parejas monógamas apenas existe diferencia de tamaño entre machos y hembras, no hay dimorfismo en el tamaño corporal. Y, sin embargo, una de las cosas que podemos inferir de los fósiles humanos más primitivos es que sí hubo un considerable dimorfismo corporal. Así pues, aunque la hipótesis de Lovejoy sea atractiva, parece saltarse las reglas básicas de la biología que la inspiraron.

La segunda hipótesis de base biológica sobre el origen de la marcha bípeda es muy distinta de la de Lovejoy. Se centra en la forma de desplazamiento, no en la capacidad para llevar cosas, como ventaja inmediata. Y explica sólo la forma bípeda, y no otras características humanas. En esta hipótesis, la liberación de las manos es consecuencia, no causa, de desplazamiento bípedo.
Peter Rodman explica: analizamos los datos y vimos que los chimpancés consumían exactamente la misma energía andando a cuatro patas que a dos. Por consiguiente, si imaginamos que los homínidos evolucionaron a partir de algún tipo de simio cuadrúpedo, es evidente que no existe barrera ni Rubicón de energía en el paso del cuadrupismo al bipedismo. Pero hay algo más, algo nuevo según nuestros conocimientos: la realidad de que el humano bípedo es notablemente más eficaz que el actual simio cuadrúpedo.

Los humanos siempre quedaban segundos en términos de eficacia de la energía utilizada para el desplazamiento. Pero como indican Rodman y McHenry, los humanos evolucionaron a partir de simios no perros. No hubo un cambio de dieta alimenticia, sino solo el hecho de que ahora la propia alimentación, en árboles y arbustos, se hallaba muy dispersa en tierra abierta en lugar de hallarse en lugares densamente compactos como en la capa forestal original. La marcha bípeda proporcionó la posibilidad de desplazarse más eficazmente modificando sólo las extremidades traseras y conservando la estructura (de simio) de las extremidades delanteras liberadas para alimentación arbórea. Así pues, concluyen, la adaptación primaria de los Homínidos es una forma de vida de simio allí donde un simio ya no podía vivir.

Los cambios en la dentadura y en la estructura de la mandíbula que asociamos con fósiles humanos pudieron desarrollarse más tarde, en la medida en que otros cambios medioambientales proporcionaron un cambio gradual de la dieta. Claro que nunca podremos estar seguros de cual de las dos hipótesis es la correcta, porque, como ocurre con todo lo que se refiere la evolución, estamos trabajando con un acontecimiento histórico singular. Tenemos que pronunciarnos a favor de lo que nos parezca científicamente más conveniente. La hipótesis de Rodman y McHenry es una de las más persuasivas con que contamos.

Ambas afirmaciones se basan en perspectivas distintas: una, en la historia tal como sabemos que se desarrolló; la segunda, en la biología del primer humano. Si nuestros antepasados no hubieran liberado las manos de su función locomotora, no habrían podido desarrollar muchas de las capacidades que contribuyeron a nuestra humanidad, como la elaboración de una cultura material en seno de un contexto social. Pero la mejor manera de describir la primera especie humana es en tanto que el simio bípedo

TAMAÑO DEL CEREBRO:

En comparación con otros grandes primates, los humanos maduran lentamente y luego alcanzan la edad adulta mediante un salto brusco de crecimiento al final de la adolescencia. Pero la dependencia prolongada también es una necesidad biológica, porque los bebés humanos vienen al mundo demasiado pronto. Esto se debe al cerebro tan extraordinariamente grande que tenemos. Un gran cerebro esta asociado a una ralentización y prolongación de los factores del ciclo biológico de nuestra especies, tales como la madurez sexual y la longevidad. Nuestra gestación debería de ser de 21 meses y no de 9. Por ello, casi todo el primer año de vida los bebés humanos viven prácticamente como embriones, creciendo deprisa pero esencialmente dependientes. ¿Cómo explicar esa anormal disposición biológica que hace que pasemos nuestro primer año de vida en el relativamente peligroso mundo exterior y no en la seguridad del útero?.

El tamaño de la abertura pélvica humana -el canal de parto- ha experimentado un incremento durante la evolución humana, acomodándose así al tamaño creciente del cerebro. Pero existen aspectos técnicos que limitan el tamaño de ese conducto pélvico; límites impuestos en aras de una mayor eficacia en el desplazamiento bípedo. En algún momento, la expansión del conducto pélvico se detuvo, por lo que la expansión del tamaño del cerebro neonatal tuvo que adaptarse a la maduración fetal fuera del útero.

Si los humanos fueran como los simios por lo que el aumento del tamaño cerebral se refiere, entonces un neonato humano podría ver como mínimo duplicado el tamaño de su cerebro al alcanzar la madurez. Porque en los primates la duplicación del tamaño cerebral entre el nacimiento y la madurez es normal. Dado que el cerebro humano adulto suele medir un promedio de 1.350 cm3, si nos atuviéramos a la pauta típicamente primate, el cerebro de un recién nacido debería ser de 725 cm3. Pero no es así. El tamaño medio del cerebro en el momento de nacer es de 385 cm3. a consecuencia de ello, el crecimiento del cerebro en los bebés humanos continúa a un ritmo muy rápido durante el primer año de vida. Al final el tamaño del cerebro se habrá más que triplicado entre el nacimiento y la madurez. Dado que los bebés humanos se ven forzados a venir al mundo con un cerebro relativamente poco formado, son mucho más desvalidos que los bebés simios. Esto también prolonga la infancia y exige una mayor dedicación por parte del medio social.

Pues bien, llevando a cabo muchas investigaciones, basadas en restos antepasados, se ha llegado a la conclusión que existe una triplicación del tamaño del cerebro después del nacimiento, y que es una pauta de crecimiento que esta asociada a un periodo prolongado de cuidados infantiles. Este tipo de pauta se comienza a ver a partir del genero biológico homo, por lo que podemos decir que a partir de el es desde donde empezamos a ver la aparición de la condición humana actual.

Pero el análisis del tamaño del cerebro, va mucho más allá. También podemos utilizar este estudio para analizar la reducción del dimorfismo corporal con el cambio de pauta del ciclo biológico de simio a otro tipo de humano. Este dimorfismo se sitúa entro los tres y los dos millones de años, en los que coexistieron varias especies y se afirma que se produjo una mutación anatómica, adjetivada como fundamental. Este dimorfismo desataba grandes pugnas entre machos por la consecución de una hembra. La desaparición del mismo, conlleva una reducción de la competencia y por tanto un descenso de las pugnas, a lo que se le suele unir, el que los machos suelen estar genéticamente emparentados. Este dimorfismo esta localizado en los individuos anteriores al género homo, y en los Australopitecinos que durante un tiempo fueron contemporáneos de nuestro género, los machos eran el doble de corpulentos que las hembras. Pero en los homo no es así. Los machos son sólo un 15% o un 20% más corpulentos que las hembras.

Mediante el estudio podemos saber que existe un aumento de la masa cerebral, un aumento que evolucionó desde unos 500 cm3 en los Australopithecus hasta más de 700 cm3 en primer homo. Un incremento de casi un 50 por 100 de la masa cerebral en criaturas de aproximadamente el mismo tamaño corporal es un indicio biológico tan espectacular como difícilmente imaginable. Curiosamente este aumento del tamaño del cerebro esta asociado a un importante cambio en el modo de subsistencia. ¿Es mera coincidencia que veamos aparecer útiles de piedra en el registro arqueológico en el mismo momento en que parece que homo empieza a evolucionar?. Probablemente estemos frente a los elementos de un acervo evolutivo que con el tiempo dió lugar a Homo Sapiens. Y es que el aumento de las exigencias de la tecnología, necesitaba de mayor potencia cerebral, a lo cual se le unió la aparición del lenguaje.

Estos cambios están apoyados en estudio que nos muestran un cambio en las estructuras del cerebro de los distintos antecesores. Por ejemplo, los vasos sanguíneos que drenaban el cerebro de los homínidos podían corresponder a dos pautas. En los homínidos más antiguos que se conocen y en la mayoría de los Australopitecinos, la sangre fluye por unos vasos sanguíneos, pocos pero básicos, que se hallan detrás del cerebro y luego por las venas yugulares.
En Homo, es distinto. La sangre fluye por una red mucho más amplia de vasos sanguíneos, una pauta que se hace más sofisticada a lo largo de toda la evolución, condicionado esto último por la necesidad mayor de evacuación de calor del cerebro. Esta evacuación no era necesaria en los pre-Homo, razón que verifica la no existencia de dicha red.

TAMAÑO CORPORAL:

En cuanto al tamaño corporal, decir que en la especie homínida primitiva -la de Australopitecus- los machos doblaban en tamaño a las hembras. El homo Erectus, al igual que en los modernos humanos, no tiene casi diferencias entre hombre y mujer, pues estas son sólo de un 10% o un 20%. Por tanto, como anteriormente se dijo, es evidente que tuvo lugar un cambio importante entre Australopithecus y Homo. Esta disminución del tamaño se debe sobre todo a que hay un descenso de la competencia entre machos, y posiblemente también un grado importante de cooperación. El importante giro que supone homo Erectus con respecto a este punto, viene marcado por un aumento sustancial del cerebro (anteriormente expuesto), una tecnología avanzada, el uso del fuego, el desarrollo de la caza y la primera migración homínida fuera de África; en otras palabras, por muchos de los aspectos más < < humanos> > de nuestra especie. A esta lista debe añadirse la aparición en homo Erectus del dimorfismo en el tamaño corporal típicamente humano. Pero, ¿dónde se produjo la desaparición del dimorfismo? Algunos autores afirman que no podemos pensar que el homo habilis, intermedio entre el Australopithecus y el Homo Erectus, era de un tamaño intermedio, pues sus investigaciones parecían mostrar que la desaparición del dimorfismo no fue gradual, sino repentina, con una profunda modificación de la forma corporal entre habilis y Erectus.

Posteriormente, los estudios realizados sobre comparaciones del tamaño del brazo superior (húmero) con la longitud del hueso de la pierna (fémur), denominado índice humerofemural, nos han desvelado que esto no es así. Estos estudios, acompañados con la analización de dientes, llevó a los científicos a pensar que al menos había dos ramificaciones antes de llegar al Homo Erectus, el cual sí ocupo un sólo nicho ecológico. En resumen, el erguimiento y la ventaja que suponía éste, junto a la disposición de una mejor vista a mayor altura, propicia también un aumento de la estatura que, aunque acompañado de un aumento general de volumen, lleva a una estilización del cuerpo, especialmente en los últimos homos.

CARA Y DIENTES:

Los humanos y los simios construyen la arquitectura facial de forma diferente durante los primeros años de vida, lo que supone un nuevo criterio potencial para juzgar el grado de condición humana o de animalidad de los primeros homínidos.

A raíz de esto y a tenor de la importancia de otras líneas de investigación, los investigadores encontraron que la estructura de las facciones de los Australopitecinos es similar a la de los simios, no a la de los humanos. La pauta cambia sólo con la evolución de Homo. Así lo decían los datos del ciclo biológico. También lo decían los datos del desarrollo dental, y los del desarrollo facial.
Con el origen de Homo tuvo lugar una importante mutación biológica, no sólo anatómica. Es decir, que la evolución de Homo implicó algo más que un simple cambio en el tamaño o en la forma del cuerpo o de una parte del cuerpo homínido. La pauta de crecimiento, de longevidad, etc., sufrió un cambio con la llegada de homo; un cambio que introdujo por primera vez una biología de tipo humano entre nuestros antepasados. ¿había otras líneas de evidencia para confirmarlo?. En este punto, los dientes podían ser fuente de información. El estudio del índice de desarrollo dental, permitió constatar que en los homínidos primitivos, los dientes se desarrollan rápidamente, como en los simios; con Homo este crecimiento se ralentiza. Los estudios centrados en la pauta del desarrollo dental, entendiendo como pauta el orden de la formación de los dientes, nos desvela diferencias. En los simios los caninos salen después del segundo molar; en los humanos, lo preceden. Además, los humanos han modificado completamente la relación entre el desarrollo de los dientes anteriores y los posteriores. ¿Qué pauta se hace más a la detectada en las mandíbulas homínidas más primitivas?. Pues bien, en Australopithecus Afarensis y en Australopithecus Africanus, la pauta de desarrollo dental fue semejante a la del simio. Pero en el primer Homo Erectus ya era discernible un cambio hacia la pauta de tipo Humano. Finalmente, se concluyó diciendo que tenemos que pensar en los primeros homínidos como simios bípedos, con un ciclo biológico típicamente simiesco, y con desarrollos faciales y dentales simiescos. Sólo con la evolución del género Homo -que comportó un aumento del tamaño del cerebro, una reducción del tamaño de los premolares, y un achatamiento de la cara- empezaron a cambiar las pautas. De acuerdo con la pauta de desarrollo dental y con el índice de desarrollo dental, el periodo de la infancia empezó a prolongarse en Homo.

ESPECIES ANTECESORAS Y PARIENTES ANTEPASADOS ANTROPOIDES

Por una asombrosa combinación de circunstancias, un hecho muy corriente, ocurrido hace unos 3.750.000 años, dió lugar a lo que, probablemente, es el descubrimiento arqueológico más espectacular de este siglo.

Tres homínidos dejaron una pista de pisadas que han quedado claramente conservadas, las cuales nos ofrecen un cuadro sorprendente de unos momentos de la vida de algunos antepasados nuestros. Homo Sapiens pertenece al orden de animales conocido como los primates, que incluye los monos antropoides, los monos inferiores, los lemures, potos, galagos, loris y musarañas arborícolas o tupayas. Los primates comparten numerosas características importantes, tales como dedos prensiles recubiertos en su extremo de uñas, en lugar de garras, y ojos frontales de visión binocular. El primate más primitivo fue, probablemente, un animal nocturno del tamaño de una musaraña arborícola. Descendientes posteriores adoptaron un régimen diurno de frugívoros, actividad que exigía la visión en colores. Los monos evolucionaron hace unos 40 m.a., seguidos de los antropoides 10 m.a. de años después. Por último, hace entre 14 y 4 m.a., llegaron los homínidos.
Los 70 m.a. de evolución de los primates han estado marcados, entre otras cosas, por el aumento del tamaño del cuerpo. Paralelamente, ha habido un progreso notable en la inteligencia, y los primates han desarrollado, además, un grado progresivamente más complejo de comportamiento social.

De los primates, el chimpancé es el más íntimamente relacionado con el hombre, mientras que los otros dos grande antropomorfos, el gorila y el orangután, son primos evolutivamente más distantes. Por desgracia, el registro fósil es bastante incompleto, por lo que respecta a los homínidos, y el de los antropomorfos, es casi inexistente. La laguna mayor, corresponde al período entre 8 y 4 millones de años atrás.

Afortunadamente, sobre los animales antropoideos que vivieron hace mas de 14 m.a., hay indicios muy buenos. Sabemos que, hace unos 20 m.a., África era el dominio de unos animales primitivos parecidos a los antropomorfos, conocidos como Driopitecinos.

Había muchas especies diferentes de driopitecinos, y resulta imposible esbozar un cuadro preciso de sus relaciones mutuas. Los ramapitecinos prosperaron desde hace 14 m.a. hasta hace 8 m.a. y se difundieron por África, Asia y Europa. Estos se diferencian de los driopitecinos principalmente por sus dientes. Los molares, más anchos y planos, y los incisivos, en general menores. Sugieren que los ramapitecinos tuvieron que vérselas con una comida más dura y menos nutritiva que la normal de los antropomorfos. En base a este cambio en la dentadura, los paleontólogos infieren en un desplazamiento desde la selva a un bosque más claro.

Encontramos tres tamaños de hominoideos, con tres tamaños de cráneo, de mandíbula y de otras partes del cuerpo. Partiendo de un supuesto razonable se han asociado el mayor de los fragmentos craneales con las piezas mayores del resto del esqueleto.

El menor de los tres es Ramapithecus, en vida debía de pesar unos 20 Kg, y , probablemente, repartía su tiempo entre los árboles y el suelo. El siguiente es Sivapithecus, muy parecido al ramapithecus, pero algo mayor, probablemente era medio arborícola y medio terrestre. El último era el Gigantopithecus, era un animal muy grande, debido a su tamaño, lo más probable es que pasara en tierra la mayor parte de su vida.

Después de lo que parece haber sido un breve florecimiento de poblaciones de hominoideos, hace unos 8 m.a., estos primates desaparecieron de los Siwallik. Ocurrieron numerosos cambios, los sedimentos oceánicos indican que, junto con grandes cambios de corrientes, hubo un viraje repentino hacia un clima más frío. Esta es, quizá, la razón de que los hominoideos no pudieran seguir viviendo en Pakistán. Aunque los ramapitecinos desaparecieron de Pakistán al enfriarse el clima, bien pudo ser que siguieran viviendo en África. Durante el período en que ramapithecus prospero, el continente africano estaba experimentando cambios importantes. Comenzaba a resquebrajarse lentamente, y sus fragmentos, a alejarse unos de otros a causa de las fallas en las rocas que dieron lugar al valle de fracturas (Rift) del este de África. El valle de fractura determinó cambios extraordinarios de altitud y de drenaje en distancias muy cortas, lo cual, junto a la existencia de cordilleras acabadas de formar, dio como resultado un mosaico de hábitats mucho más complejo y variado. Tal diversidad de ambientes proporciona un contexto ideal para el cambio evolutivo, y las oportunidades nuevas y variadas indudablemente fueron explotadas por las crecientes poblaciones de hominoideos. Es posible que la variedad de ambiente generados por la formación del Rift y de las nuevas cordilleras contribuyera eficazmente al origen evolutivo del primer hominoideo erguido; en otras palabras, del primer homínido.

Se ha considerado de forma generalizada a ramapithecus como candidato a "primer homínido", lo cual situaría el inicio de la estirpe humana y su separación de los antropomorfos en 14 m.a. atrás. La razón principal para considerar como homínido ancestral al ramapithecus es que su dentición se parece mucho a la de los homínidos anteriores. De todos modos, no es en absoluto seguro que ramapithecus sobreviviera hace 14 m.a. hasta algún momento del "vació de fósiles", cuando podría haber evolucionado para dar homínidos primitivos. También podría ser que ramapithecus llegara a desaparecer y que el primer homínido procediera de un antepasado todavía no descubierto

ESPECIES ANTECESORAS Y PARIENTES GÉNERO AUSTRALOPITHECUS

Surgió hace más de 4'5 millones de años, y se extinguió unos tres y medio después. Todos los integrantes del género eran bípedos, o sea, capaces ya de mantener la postura erguida y caminar así, aunque probablemente se bambolearan un poco y, de cualquier forma, no pudieran correr de este modo. Su cerebro era poco mayor que el de un chimpancé actual. A pesar de todas estas características más o menos comunes, se presentaban diferencias entre unas especies y otras, sobre todo en cuestión de dientes, mandíbulas y capacidad craneal. Existían tres especies con una corpulencia bastante considerable: A. Aethiopicus, A. Robustus y A. Boisei. Otros poseían unas formas más estilizadas, y eran A. Afarensis, A. Africanus y A. Anamensis. Las teorías actuales indican que fueron éstos los que dieron lugar a los Homo, aunque existe cierta discordancia entre quienes defienden al Afarensis y quienes lo hacen con el Africanus.

A. Anamensis apareció en Kenia, y se dató su edad en unos 4 millones de años. Los molares eran aún largos, con una gruesa capa de esmalte. Es un género de homínidos tempranos que se parecía sus predecesores. Esta mucho más cerca de lo que hoy denominamos principal línea de descendencia homínida.

A. Afarensis se encontró en la zona oriental del continente y se data en unos 300 años menos, o sea, unos 3'7 m.a. Su capacidad craneal estaba comprendida entre los 350 y 500 cm3. Medía entre 110 y 130 cm y pesaba 30-45Kg. Poseían un enorme abanico de tamaños entre ellos. Es una especie muy biforme en cuanto a la sexualidad. Los dientes de mascar del A. Afarensis, aunque grande y montados en mandíbulas de proporciones decididamente primitivas, tienen algunos rasgos comunes con homínidos posteriores. Además, los dientes caninos son más pequeños que los de los simios, si bien su raíz es gruesa, y mayores y un poco más salientes que los nuestros. Donde realmente destaca es en el esqueleto. El descubrimiento más antiguo en Hadar fue el de una articulación de la rodilla que mostraba características típicas de un bípedo vertical, y el descubrimiento de Lucy confirmó ampliamente que se trataba de un caminante erguido. Desde entonces se ha discutido las primeras afirmaciones de la excelencia de la adaptación de Lucy a las grandes zancadas en posición vertical parecida a las nuestras, pero
ciertamente hubo una adaptación básica, tanto en la pelvis como en los huesos inferiores de las extremidades y en aspectos de la parte superior del cuerpo que están acordes con esta postura.

Australopithecus Afarensis

Resulta del todo natural que un bípedo muy temprano no fuera un reflejo perfecto de nosotros, y parece que Lucy y sus parecidos tenían, por ejemplo, brazos más largos y piernas más cortas, huesos del antebrazo y las piernas muy cortos, manos algo largas y curvadas, pies hechos para agarrar con fuerza y hombros estrechos: todo reliquias de un pasado vivido en los árboles.
Todos estos rasgos primitivos podría haber comprometido la eficacia de la locomoción bípeda, y se ha sugerido, por ejemplo, que el A. Afarensis, con sus pies largos, no estaba bien dotado para correr.

A. Africanus se data en unos 3 M de a., y ha sido encontrado en el Sur de África. Sus caninos no eran ya tan prominentes como los de Afarensis y su capacidad craneal era algo mayor. Sin embargo, sus brazos eran más largos y sus piernas más cortas. Esta aparente contradicción evolutiva, se explica a continuación (Afarensis vs Africanus). Esta especie era funcionalmente muy similar al A. Afarensis: un bípedo arcaico de cerebro pequeño y cara prominente desprovisto de prueba alguna de uso de herramientas. Dista de ser el único homínido temprano hallado en Suráfrica, pues también encontramos el género Paranthropus.

Paranthropus Aethiopicus Paranthropus Boisei

El retrato de la variedad de los primeros homínidos en Suráfrica seguramente se hará más complejo a media que se examinen con mayor profundidad los ensambles de fósiles humanos de la media docena de yacimientos antiguos de la región. Cada vez parece más probable que diferentes especies < < robustas> > estén representadas en los dos principales yacimientos de Paranthropus, y una forma temprana de Homo en uno de ellos; y hay suficiente variación morfológica en los yacimientos clásicos de A. Africanus para sugerir que al menos otras especies homínidas además de ésta tienen representación en ellos.

Afarensis vs. Africanus

La teoría inicial que existía sobre estas dos especies sugería que Afarensis habría dado lugar tanto a Africanus, especie que luego se extinguiría, como a la continuación de la línea evolutiva que sigue hasta el Homo. Sin embargo, un reciente estudio de Lee Berger apunta todo lo contrario. El género Homo descendería del A. Africanus (mono austral africano).

Las razones que Berger expone en su artículo son muy convincentes y se desprenden del estudio comparativo de la anatomía de Africanus, Afarensis y H. Habilis. Cuando esta labor se lleva a cabo, se observa que:

Afarensis posee una bipedación más avanzada que Africanus, o sea, posee brazos más cortos y piernas más largas que él.

Africanus posee una estructura craneal más evolucionada, con más cerebro y menor tamaño de las piezas dentales.

Habilis tiene unos brazos más largos que Afarensis, pero similares a los de Africanus. En esta última afirmación, se puede apreciar una aparente contradicción: Habilis, de aparición posterior a

Afarensis, tiene unos brazos más largos, o sea, en ellos se habría producido una evolución inversa. Para explicar todo esto, Berger propone una teoría diferente a la hasta ahora aceptada:

Afarensis y Africanus aparecieron en regiones diferentes, procedentes con mucha seguridad de un antepasado común desconocido. Ambos desarrollaron bipedación, Afarensis, una bipedación avanzada, porque en las zonas áridas el alimento escaseaba y había de desplazarse; y Africanus, una bipedación menos sofisticada, porque no necesitaba desplazarse, pero sí trepar a los árboles para alimentarse. Así, lo que en principio era un punto evolutivo para Afarensis, no es ahora más que una simple característica evolutiva.

Posteriormente, Afarensis, con sus brazos más cortos, se acabó extinguiendo.

Fue Africanus, con su cerebro más desarrollado y sus brazos algo más largos, quien evolucionó hacia Homo, lo que explicaría que Habilis posea brazos largos como Africanus, y no cortos como Afarensis.

El Australopithecus Africanus dista de ser el único homínido temprano hallado en Suráfrica. En ella se haya también otra rama de la familia humana, el género Paranthropus: un homínido de constitución más robusta, con enormes dientes mascadores que conforman un potente aparato moledor. Sólo se conocen unos cuantos huesos del esqueleto, así que no esta claro si estos homínidos "robustos" eran físicamente mucho mayores que el "grácil" A. Africanus. Es del todo obvio, sin embargo, que debieron tener una dieta vegetariana más especializada que éste, que conservó un aparato dental más generalizado. El cerebro del Paranthropus era por regla general un poco mayor que el del A. Africanus, pero posiblemente lo que explica esta diferencia es un cuerpo mayor. El retrato de la variedad de los primeros homínidos en suráfrica seguramente se hará más complejo a medida que se examinen con mayor profundidad los ensambles de fósiles humanos de la media docena de yacimiento antiguos de la región.

Así, características como la mayor masa encefálica y los dientes menos desarrollados no fueron fruto de la evolución de Afarensis hacia Habilis, sino que Habilis los heredó ya de Africanus. Además, se explica la supuesta evolución inversa de Habilis.

En este caso, Afarensis quedaría apartado de la línea evolutiva humana, sólo como una rama del árbol, y Africanus tomaría parte activa en esta línea, cuando hace unos 2'5 M de a. se produjeran los primeros indicios de evolución hacia Homo.

EL GENERO HOMO

En el período de transición entre los géneros Australopithecus y Homo, los restos encontrados revelan una mezcla de rasgos intermedios entre Aust. y Homo. Los primeros integrantes del género fueron los Homo Habilis, cuyo nombre se debe a unos fragmentos de unos 1,8 m.a hallados en el fondo del desfiladero de Olduvai, en Tanzania. Se pudo ver que eran capaces ya de dominar la talla de herramientas simples de piedra. Además del Homo Habilis, surgiría un tipo de subespecie de alto nivel, el Homo Rudolfensis.

Homo habilis

El Homo Habilis era carroñero y poseía un cerebro más evolucionado, en torno a la mitad del que actualmente poseemos. Medía en torno a 140-155cm, y pesaba alrededor de 35-50kg. Los huesos de animales con marca de sus herramientas demuestran que las usaban para despiezar su alimento. Esta capacidad, menos desarrollada y de forma mucho más primitiva, podría haber estado presente en algunos australopitecinos robustos.

Poco después, hace 1'8 ó 1'9 m.a., surge el Homo Erectus, con un cráneo de mayor capacidad y dientes bastante más pequeños. Se considera como el descendiente del denominado Homo Ergaster, que lucía un cráneo mucho más parecido al de los posteriores humanos, con una tapa del cerebro de unos 850 ml de volumen (más de la mitad de la media moderna, contenido en una bóveda relativamente alta y redonda. Su cara era relativamente delicada, si bien todavía algo prognata, y sus dientes mascadores eran significativamente más pequeños que los de los Homo previos .

Homo Ergaster

Al principio, los Homo Erectus estaban extendidos por el E de África, pero ya unos 300 K años más tarde, llegarían a las zonas tropicales africanas y, al final de su evolución, las zonas cálidas de Europa y Asia. Erectus fabricaba útiles más perfeccionados, utilizaba el fuego e incluso practicaba sencillas técnicas de caza. A lo largo de la evolución de la especie, el volumen craneal pasó de los 750-900cm3 a los 1.250cm3. Algunos miembros de la especie habrían podido sobrevivir en zonas aisladas de Asia hasta hace unos 50 K años.

Atapuerca

Estas afirmaciones generales se ven complementadas con todos los descubrimientos realizados en el yacimiento burgalés de Atapuerca. En él se encuentran restos de los europeos más antiguos, descendientes del Erectus, que darían luego lugar a los Homo de los que nosotros descendemos y también a la extinta rama de los Neanderthalensis.

En Atapuerca se han encontrado restos de Homo Antecessor, como así se le ha bautizado. Este primer europeo deambulaba ya por nuestras tierras hace casi 800 K años. Esta especie poseía rasgos craneales casi idénticos a los de los primeros Sapiens, que aparecerían 600 K años más tarde. Antecessor fue con mucha probabilidad el último antepasado común entre el hombre actual y los neandertales.

Estos hombres del Pleistoceno Inferior aparecieron en el yacimiento denominado "Gran Dolina", y junto a ellos se encontraron restos de animales y otros humanos que habían sido procesados de igual manera con sus herramientas para el consumo. Esto quiere decir que el Antecessor era practicante del canibalismo.

En "La Cima de los Huesos" se han hallado restos posteriores, entre los 200 K y 300 K años. Estos huesos pertenecen al Homo Heidelbergensis, un antepasado del Neandertal cuando su línea evolutiva se había separado ya de la del hombre moderno. Eran, por tanto, los antepasados en el Pleistoceno Medio de los Neandertales del Superior. Esta especie posee rasgos morfológicos similares a los de los primeros homínidos africanos. Además, comparten algunos rasgos craneales tanto con los neandertales como con el hombre moderno ausentes en el Homo Erectus, lo que refuerza la hipótesis del antepasado común para neandertales y Sapiens

EL GENERO NEANDERTAL


El homo Heidelbergensis, o más probablemente, una especie nodemasiado diferente de él salvo por algunos rasgos especializados como el desarrollo de enormes senos en el interior de la calavera, fue muy posiblemente nuestro ancestro. También pudo ser el ancestro del Homo Neanderthalensis, un pariente de los seres humanos especializado y recientemente extinguido.
Los neandertales, como se conoce más popularmente a los seres humanos de este tipo, son sin duda la más documentada de las muchas clases extinguidas de homínidos; y particularmente debido a que compartió la tierra con el Homo Sapiens a lo largo de un extenso periodo de tiempo, el

Homo Neanderthalensis nos proporciona el mejor patrón de que disponemos para evaluar el grado de nuestra propia singularidad. Es, por tanto, particularmente importante entender a los neandertales y sus logros, si es que queremos apreciar el abismo que todavía media entre nosotros y nuestros más próximos parientes en la naturaleza.

Es difícil señalar exactamente cuándo empieza la historia neandertal, sobre todo porque el registro fósil es un poco confuso. Algunos fósiles humanos de 300 milenios de antigüedad exquisitamente conservados, provenientes del < < pozo de los huesos> > muestran, según se dice, varias características incipientes de neandertales. Sin embargo, representan con mucha probabilidad una especie todavía sin bautizar que estaba relacionada con los neandertales pero que en modo alguno era la misma cosa. Lo que es más, conocemos bastante poco a cerca de estos homínidos aparte de su anatomía, no lo acompañan artefactos de ningún tipo. Puede ser que veamos un rasgo "humanizador" en las ranuras de entre sus dientes que muestran que las gentes de Atapuerca usaban mondadientes; pero de hecho esto es algo que aparece por primera vez en dientes aislados en Etiopía, de más de 2 m.a., y se ha observado a un chimpancé con congestión nasal tratando de desbloquearse la nariz con un palo.

En cuanto al físico, los neandertales eran bastante sorprendentes. Tenían cerebros tan grandes como los nuestros pero de diferente forma. Aunque un análisis reciente ha concluido que los neocastos neandertales reflejan un nivel sustancialmente moderno de organización y asimetría del cerebro externo, es tal vez significativo que la corteza de asociación frontal neandertal estaba bastante constringida y aplanada, como la de los primeros homínidos y en claro contraste con la expansión hacia arriba de esta área en nuestro cerebro. A diferencia de nuestra vuelta craneal, alta y redondeada, la de los neandertales es alargada y baja, lo que constituye la forma cerebral distintiva de la especie; y sobresale curiosamente por detrás. En la parte delantera, un par de protuberancias grandes, redondas y continuas hacen de visera a los ojos, y la cara es marcadamente prognata, particularmente a media altura, donde los pómulos se deslizan abruptamente hacia atrás desde una apertura nasal muy grande, donde residen algunas estructuras muy raras. Los seres humanos modernos, por el contrario, tienen por lo general frentes suaves ( y, cuando hay protuberancias sobre los ojos, son de una forma diferente); y la pequeña cara está pegada contra la parte frontal de la calavera.

El tamaño y la disposición de la parte superior de la cara se refleja en la estructura de la mandíbula inferior. Donde los seres humanos modernos tienen un mentón prominente y cortas hileras de dientes, la mandíbula inferior de los neandertales tiene un perfil vertical o en retroceso, y las hileras de dientes son largas. Las calaveras de las dos especies también difieren en numerosos puntos de más detalle.

En cuanto al esqueleto, los neandertales gozaban en algunos aspectos de una constitución mucho más robusta que la nuestra, y en general tenían una estatura más corta, si bien algunos eran bastante altos. Las proporciones de las extremidades eran también un poco diferentes de las nuestras, con los segmentos de los antebrazos y las piernas relativamente cortos. Las principales articulaciones del cuerpo neandertal son mayores que las nuestras, y los huesos del brazo y la pierna tienen gruesas coberturas, aunque las superficies de enlace entre los músculos, bastante discretas, ocultan la robusta factura de los huesos. La estructura de los omóplatos indica una musculatura del antebrazo muy potente, y ciertos detalles de la construcción de la gran pelvis neandertal sugieren que la forma de andar de estos seres humanos extinguidos y la nuestras son poco diferentes. Puesto que el desarrollo de los huesos depende como mínimo en parte de las fuerzas musculares que actúan sobre ellos, se ha sugerido que la robustez de los neandertales pudo ser debido a un estilo de vida particularmente exigente en cuanto a consumo de energía; pero en vista del hecho de que muchas de las peculiaridades anatómicas de los adultos aparecen incluso en neandertales muy jóvenes, ello parece cuanto menos bastante dudoso.
En los trece mil años que siguieron a los aproximadamente 40 milenios atrás, los neandertales fueron expulsados de su último refugio en el oeste de Europa y precipitados a la extinción.

El HOMO SAPIENS

Surgidos entre los 130 K y 160 K años, a partir de las especies que se han mencionado, como el Antecessor, que a su vez procedía de los Australopithecus, sus primeras especies no presentaban la misma morfología que el H. Sapiens Sapiens, el actual. Éste aparecería entre los 90 K y 80 K años.
El Homo Sapiens Neanderthalensis, con su línea evolutiva ya separada de la del Sapiens Sapiens, apareció hace unos 100 K años, y se extinguieron hace alrededor de 32 K años. Presentaban un cerebro prácticamente igual al nuestro, y llegó a convivir con los que sí son nuestros antepasados durante unos miles de años. Medía entre 155 y 165cm, y su peso corporal andaba en torno a los 65kg.

El hombre moderno, tras acabar su evolución, hace 150 K años, iría poco a poco extendiéndose por toda Europa y sustituyendo a las especies de Sapiens anteriores que encontraba. El H. S. Sapiens pesa ya entre 55 y 70kg y mide entre 160 y 170cm. Paso a paso, las poblaciones locales se fueron adaptando a sus diferentes entornos, dando lugar a lo que hoy día conocemos como razas.

Sería el Homo Sapiens Sapiens, mucho después y tras miles de años de evolución, ya muy intelectual, el que conseguiría llegar hasta la Luna, o descubrir algunos de los secretos de la vida. Incluso, sentir curiosidad por saber de dónde venía. Resulta evidente que la historia evolutiva de los homínidos no ha consistido en un perfeccionamiento continuo. Lo que es más, el Homo Sapiens, por muy notables que sean sus capacidades, no es sino una entre muchas ramas del gran árbol evolutivo, y no el ocupante de un pináculo que no ha logrado alcanzar el resto de especies.
La historia de la familia humana demuestra elocuentemente que hay muchas maneras de ser homínido y que la nuestra no es más que una entre todas. La historia de los homínidos ha sido desde el principio una continua experimentación, y constituye una rareza entre los homínidos que el Homo Sapiens esté hoy sólo en el mundo.

El linaje humano tuvo su origen hace más de cinco millones de años, en un acontecimiento evolutivo que no fue una extrapolación de tendencias anteriores, sino más bien el producto de un cambio climático imprevisible, cuando el ancestral hábitat de los bosques empezó a menguar. Nuestros ancestros más remotos no fueron ni simios en el sentido actual ni seres humanos, aunque las capacidades cognitivas de los simios actuales nos ofrecen el indicio más aproximado de lo que podrían haber sido las suyas. Estos homínidos tempranos poseyeron un conjunto de adaptaciones físicas ajenas a cualquier modelo actual, pues, al tiempo que conservan su facilidad para escalar, empezaron a adquirir la capacidad de desplazarse normalmente sobre sus extremidades posteriores cuando estaban en el suelo.

No fue este un estilo de vida "transicional", salvo cuando se lo mira en retrospectiva. Ciertamente, los Australopitecinos no tuvieron ni el talento de los simios para desenvolverse entre los árboles ni nuestra facilidad para movernos sobre el suelo; pero su adaptación les resultó extremamente provechosa, como lo atestigua la estabilidad anatómica del grupo a lo largo de millones de años.
Esta notable estabilidad pone de relieve que la evolución humana, desde sus mismos principios, ha sido episódica más que gradual. Nuestros ancestros y sus parientes estaban bien adaptados a los entornos en que se hallaban y se las arreglaron muy bien, aunque el linaje humano continuará experimentado y produciendo nuevas especies. Pero no es hasta la próxima crisis climática importante, un acontecimiento plenamente adventicio, cuando encontramos verdadera innovación, con la introducción de las primeras herramientas de piedra. Con la sabana invadiendo cada vez más el hábitat forestal de los Australopitecinos, una población de estos encontró una manera totalmente nueva de explotar su entorno natural. Es difícil precisar el modo exacto en que afectó la invención de herramientas de piedra a los estilos de vida generales de estos primeros homínidos. Pues nada sabemos directamente acerca del modo como esta innovación afectó a sus existencias sociales, por ejemplo; y aunque el registro no es nítido en este punto, si lo calculamos con pautas convencionales parece que durante un tiempo, como mínimo, estos primeros fabricantes de herramientas conservaron sus ancestrales adaptaciones locomotoras. Tal observación introduce otro rasgo característico de nuestro registro prehistórico: las innovaciones físicas y tecnológicas no han ido de la mano.

En cuanto a lo cognitivo, sin embargo, los primeros fabricantes de herramientas habían ido mucho más allá de las aparentes capacidades de sus ancestros. Y si bien se siguieron llevando a cabo innovaciones físicas y culturales, tanto la irregularidad como las limitaciones inherentes del registro hacen difícil saber qué significaron en las vidas de quienes las adquirieron. Los indicios de control del fuego, por ejemplo, se remontan a un tiempo muy lejano; pero no fue hasta uno relativamente reciente cuando esta tecnología se incorporó regularmente a la vida homínida. Sólo con la llegada de los neandertales de gran cerebro, hace sólo un par de cientos de miles de años, encontramos sugerencias en el registro de comportamientos que realmente nos son familiares. Pero incluso en este punto parece que, al margen de innovaciones de este tipo, los neandertales estaban haciendo poco más que refinar y perfeccionar los estilos de vida de sus ancestros.

Resumen de la Evolucion del Hombre
El hombre hizo su aparición sobre la tierra hace unos tres o cuatro millones de años, en algún bosque de África. El antepasado más antiguo encontrado hasta ahora común entre el hombre y el mono se denomina Proconsul (hace unos 18 millones de años),”tiene un cerebro pequeño y cuatro articulaciones cortas adaptadas a la vida en los árboles”, el siguiente paso, se denomina Ramapithecus, (hace 14 millones de años) “se le considera el primer hominido, pero la afinidad de los restos africanos (Keniapithecus) con los gorilas, y de los asiáticos (Sivapithecus), con los orangutanes, ha asentado la tesis de que se trata de un antepasado común.”

A partir de este momento se abre una brecha de casi 10 millones de años, entre el Ramapithecus, y el primer antepasado del hombre, por decirlo de alguna manera, el Austrapithecus Afarensis, entre este periodo se ha encontrado una serie de restos, entre ellos destacaría el Ardipithecus Ramidus (=raíz), descubierto en Etiopía en 1992, se trata de un bípedo, parecido a un chimpancé, que tuvo que erguirse gracias a las sequías que se produjeron en las selvas que las transformaron en sabanas que los obligo a ponerse en pie y a caminar sobre sus dos patas.

En 1974, apareció el Austrapithecus Afarensis (hace 4 y 3 millones de años), en Etiopía, mas concretamente en una región al noroeste de Etiopía denominada Afar, más conocido entre todos como Lucy, era un esqueleto de sexo femenino, completo en un 40%, aunque los primeros restos de Australopithecus, se encontraron en Sudáfrica en 1924, era un cráneo de bebe. Este A. Afarensis, el más antiguo de esta especie, viviría en el África Oriental, pesaba de 30 a 50 kilos de peso, de posición erguida y capaces ya de girar las manos, a su vez se distinguían por el desarrollo de sus mandíbulas y dentaduras mas fuertes.

Después llegaría el Austrapithecus Afarensis (hace 2,5 millones de años), que vivió al Sur de África. Este se dividiría en dos ramas:

a) A. Boisei.- Que vivió al Este de África:y

b)A.Africanus.-Al Sur del mismo continente, ya era omnívoro.

Estos peranecían siempre en “vastas llanuras de hierba y arbustos, cercana a lagos y ríos. Se alimentaban de frutos, semillas y tuberculos, con la salvedad mencionada anteriormente de los Africanus, que eran omnívoros. Llevaban una vida nómada, en pequeños grupos de varios machos y hembras, unidos por una relación de colaboración mejor que la que se observa en los monos actuales. “El A. más joven, el A. Robustus se extinguio siendo coetáneo al hombre”.

El siguiente paso, el Homo Habilis,(hace 2,4 a 1,4 millones de años), sus restos más antiguos, una mandíbula superior, fue encontrada en Etiopía en 1996, conocido además por haberse encontrado al lado de utensilios de piedra de la misma época. Parece ser que la habilidad manual, fue fundamental a la hora de adaptarse a los nuevos tiempos, una época de enfriamiento progresivo que terminaría en sequías y falta de comida, lo que llevaría a estos a mantener una dura lucha por la supervivencia. Esta es la época donde empiezan a aparecer utensilios, denominados primarios, es en lo que se traduciría esta habilidad manual y la dificultad de realizar ciertas funciones por las razones mencionadas anteriormente. Los primeros restos de H. Habilis fueron encontrados en la década de los 60 por Louis Leakey en Tanzania, fueron atribuidos a este especie por sus capacidades manuales y por su masa cerebral, un tercio más grande que los Australopithecus. Esta especie ya empezaría a ser omnívoro, recogería los restos dejados por los animales cazadores, y también se quedaban con la medula de los huesos, así como hábil era para recoger hierbas, frutos, huevos y atrapar pequeños animales.

El antepenúltimo paso fue el Homo Erectus (hace unos 1, 6 millones a 200.000 años), tenía una capacidad craneal de 900 cc, domino el fuego y lo utilizo, poseía un rostro rudo e incisivos pronunciados. Este dominio del fuego le permitiría entre otras muchas cosas poder soportar mejor las bajas tenperatorias de época glaciares y poder extenderse con más facilidad por su mejor adaptación a cada medio. A su vez, hay unmayor desarrollo de los utensilios que siguen siendo de piedra, es laépoca de suexpansión por Europa y Asia .

El penúltio paso será el Homo Sapiens (hace 100.000 años), uno de los más conocidos de esta especie es el Hombre de Neandertal (entre 75.000 a 36.000 años), eran cazadores, llegaron a dominar el fuego plenamente y con un gran perfeccionamiento en los utensilios que utilizaban, asi como el desarrollo de instrumentos de caza (lanza, arco, flechas,....), también es de esta época las primeras manisfestacoiones artísticas de carácter utilitario, esto acabaría desembocando hace unos 30.000 años en el Homo Sapiens Sapiens, donde se produciría otro salto cualitativo en nuestro desarrollo, el habla.

Y por último el Hombre Moderno, con una capacidad craneana de 1450 cc, con una corteza cerebral muy desarrollada, irá perdiendo vello con el tiempo, así como, reducira el tamaño de las mandíbulas y la dentición.

BIBLIOGRAFÍA: Caroppo, F. (et al.). Cómo eramos, cómo seremos. En: Newton Nº.1, Mayo de 1998.

Salomone, M.(et al.), La cuna africana del hombre. En: Conocer Nº.175, Noviembre de 1997

 

 

 

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